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Sara Codina, la mujer que ha descubierto que padece autismo a los 41 años

Ansiedad, depresión o agorafobia fueron algunas de las enfermedades que la diagnosticaron antes de averiguarlo.

Sara Codina, la mujer que ha descubierto que padece autismo a los 41 años

Sara Codina ha estado 30 años de su vida recorriendo distintos especialistas que la ayudaran. Varios síntomas la hacían indicar que padecía alguna enfermedad que ni ella ni los médicos lograban averiguar. Ansiedad, depresión, agorafobia, fobia social o trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) eran algunos de los diagnósticos, hasta que con 41 años descubrieron que padecía trastorno del espectro autista (TEA), lo que la ha llevado a publicar el libro 'Neurodivina y punto: 40 años siendo autista y yo sin saberlo', donde ha querido contar su experiencia

Fue un psiquiatra especializado en la afectación del autismo en mujeres el que la recomendó que se hiciera las pruebas del TEA tras haber revisado varios diagnósticos que había recibido con anterioridad. "La ansiedad y la depresión eran consecuencias del TEA",asegura Codina.

Cuenta como los criterios de diagnóstico de TEA están muy enfocados a los niños y eso "dificulta mucho la valoración en adultos". "Además, hace unos años, las niñas estaban educadas para cuidar y quedar en un segundo plano, por lo que ciertas actitudes, como no ser recíproca en una conversación, que no tiene correlación directa con ser autista, pero que puede sugerirlo, no extrañaban a los profesionales", comenta.

Explica que sintió "como si hubiera vuelto a nacer" cuando descubrió que padecía TEA. "Sentí una euforia espectacular cuando, después de someterme a los respectivos test, observaciones, entrevistas y pruebas psicológicas, descubrí qué era lo que tenía...Es muy duro saber que te pasa algo y no poder definirlo, así que ordenar las preguntas que acumulé durante toda mi vida fue un alivio", explica Codina, que piensa que un diagnóstico a tiempo le habría cambiado la vida, pudiendo "poner límites" desde pequeña y a no forzarse a querer pertenecer a algún grupo.

"Los demás no pueden entenderte si no te entiendes a ti misma"

Comenta que "si hubiera sabido antes que era autista, habría podido mejorar la relación con el entorno, ya que los demás no pueden entenderte si no te entiendes a ti misma".

Asegura que nunca dejas de ser autista, ya que es una condición del neurodesarrollo y no posee cura, pero que "al saber que lo sufres puedes trabajar en ello" y desaprender conductas que has interiorizado para poder "aprender a construir tu vida de una forma mas sana".

Llegó a normalizar ciertos comportamientos alarmantes como los pensamientos suicidas o sentirse fuera de lugar, que le hacían pensar solamente que era diferente a los demás.

"De más pequeña, no tenía la facilidad que suelen tener los niños para interactuar entre ellos ni sentía la las ganas de jugar en grupo. No me importaban los temas de los que hablaban las niñas de mi edad y prefería aprender sobre, por ejemplo, la empresa, pero lo hacía sola en mi casa", añade.

Explica como existen varios niveles de TEA, siendo el suyo el más bajo de todos. El nivel 1 de autismo se consideraba hace unos años como síndrome de Asperger. El tratamiento y la medicación de esta variante cambia en cada momento de la vida dependiendo de como se va desarrollando.

Habla de la terapia ocupacional con integración sensorial como uno de los tratamientos más importantes en el autismo, ya que suelen aparecer trastornos como la hiposensibilidad y la hipersensibilidad, siendo la segunda la que ella padece. "Si escucho un ruido de petardo o lo preveo, huyo. Puedo salir corriendo y cruzar una calle sin mirar si vienen coches, tirarme al suelo y ponerme a llorar o desmayarme. También puedo activar 'mecanismos de supervivencia', como desconectar hasta el punto de ser incapaz de contestar si me interpelan. Pierdo el control sobre mí", comenta.

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