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El refugio marroquí: cuando los españoles viajaban al norte de África para una mejor vida

Para hablar de nuestra historia debemos conocer bien nuestro pasado: durante los peores tiempos para España, Marruecos fue un lugar anhelado.

El refugio marroquí: cuando los españoles viajaban al norte de África para una mejor vida

Argelia y Marruecos, especialmente la zona francesa, fueron el refugio para muchos españoles que decidían huir de la miseria y de la violenta Guerra Civil. Desde último cuarto del siglo XIX hasta la mitad del XX, las hambrunas, sequías y la inestabilidad sociopolítica inundaron España, con el broche que le puso la Guerra Civil, que causó aun más empobrecimiento en las regiones

La agravada situación no provocó únicamente el exilio de muchos republicanos, sino que miles de españoles ajenos a la política también decidieron dejar su país para adentrarse en lugares como Argentina, Brasil, Cuba o Francia. Sin embargo, se desconoce que gran parte de españoles buscó también fortuna en el Magreb. 

El Confidencial ha contactado con algunos de los que decidieron buscar mejor suerte allí, una de ellas, Asunción Ferris: "Asomada a la ventana, mi madre contaba las bombas que lanzaban los aviones americanos sobre el acorazado francés Jean Bart". Contó hasta 21. Asunción huyó con sus padres cuando tenía solo 10 años. Era noviembre de 1942 y decidieron emigrar a Casablanca, situada en la zona fracesa del Protectorado de Marruecos. Se marcharon de Alicante en búsqueda de una vida más próspera, cosa que consiguieron.

Una colonia asombrosa

Interior de la casa de la familia Erzini en Tetuán
"Interior de la casa de la familia Erzini en Tetuán"

160.000 españoles había censados en Argelia en 1900 y continuaron con un número importante hasta que Francia se marchó en 1962. En Marruecos, por otra parte, en 1956 había alrededor de 150.000 españoles residiendo en las zonas de protectorado español, francés y también en Tánger. Poco después a su independencia, Marruecos tenía 11,6 millones de habitantes, y el 1,3% eran españoles. La fuga de andaluces, castellanos, levantinos y canarios que viajaban desde el medio rural empobrecido hacia Marruecos, cuya economía estaba en auge, resultó exitosa.

Según El Confidencial, el abuelo de Santiago Cañizares, marido de Asunción Ferris, huyó de Málaga junto a su familia a causa de la miseria en la que estaban sumidos. Llegaron a Mazagán (Al Yedida a día de hoy) en 1914. Santiago nació allí y se formó en la escuela francesa hasta bachillerato. Ayudaba a su padre, negociaba con agricultores marroquíes y jugaba al voleibol y al baloncesto en los equipos locales. Dominaba entonces el francés, el español y el dialecto árabe de su zona. Hizo 'la mili' en los Regulares de Sevilla, se casó y viajó a Tetuán, donde estudió en el Centro de Estudios Marroquíes, que pretendía crear un cuerpo de intérpretes expertos en cultura árabe para formar a otros funcionarios. Tras licenciarse, empezó a trabajar en labores de inteligencia para el Ejército. 

Sin embargo, su mujer, una siciliana que no había logrado acostumbrarse a la cultura, provocó que volvieran a Mazagán y posteriormente a Casablanca. Se divorció y se casó con Asunción Ferris; vivieron en Casablanca, que pasó a convertirse en el París africano. Sin embargo, en 1966 ambos emigraban a Madrid para hacerse cargo de la primera sede de Crédit Lyonnais en España, ya que la 'marroquinización' dejó poco margen a los extranjeros y la mayoría se marchó. Los restos de los padres de ambos descansan en los cementerios marroquíes. Asunción, por su parte, remarca que en ocasiones se siente sin país, ya que la Casablanca del siglo XX, que conoce como su patria, ahora no existe.

"Cuanto más vieja me hago, más me gusta lo español"

Sin embargo, Asunción Ferris no ha sido la única en contar su historia: Margarita Ortiz también ha hecho lo propio. Ella perteneció a aquella minoría que se quedó: "Cuanto más vieja me hago, más me gusta lo español: escuchar Radio Nacional, copla, flamenco... Pero también me siento marroquí y amo la cultura francesa".

Sus abuelos llegaron a Casablanca en 1906, desde Cádiz. "Cuando llegó la independencia no nos planteamos volver a España. Siempre he vivido muy integrada en Marruecos, nunca he sentido hostilidad ni xenofobia", relataba con su aun acento gaditano desde su casa en Casablanca. 

Además, por aquellos tiempos, los levantinos fueron realmente apreciados por los franceses respecto al cultivo de cítricos y muchas fincas tuvieron capataces valencianos, alicantinos y murcianos. Lo sorprendente de ello es que, además, varios descendientes aseguran que la lengua franca importante de Casablanca fue el valenciano.

Vicente Ferriz fue otro de los españoles que viajó al Magreb. Él, desde Pinoso. Su familia no adoraba el régimen de Franco y su padre no quería que hiciera el servicio militar, así que revolvió cielo y tierra para conseguir los documentos con los que pudieran marcharse al Protectorado francés.

Inmigrantes españoles cruzando el puente de Boulou en 1939 | Fuente: Biblioteca Cervantes
"Inmigrantes españoles cruzando el puente de Boulou en 1939 | Fuente: Biblioteca Cervantes"

En un principio, Vicente estuvo arreglando aparatos de radio, pero no mucho más tarde ingresó en la ferretería Georges Monnier, de la que llegó a ser director general. Respecto a los empleados de aquella empresa de Casablanca, relata que "los mandos eran franceses, salvo yo, un tercio de los operarios eran marroquíes judíos, otro tercio eran marroquíes musulmanes, y el resto eran europeos, principalmente españoles e italianos". 

En 1953 se casó con Milagros Vidal, que llegó desde Cuenca en 1931, poco después de nacer. Su familia decidió exiliarse por razones políticas, a pesar de que económicamente estaban bien. Su padre quiso comenzar a emprender con trilladoras para el campo, aunque grupos de anarquistas sindicalistas, semanas antes de proclamarse la II República, le quemaron algunas máquinas.

Vivieron felizmente en Marruecos, donde tuvieron a sus dos primeras hijas, y en 1963 decidieron retomar el rumbo a España."Volvimos porque, tras la muerte del rey Mohamed V en 1959, vimos que ya no había futuro para los europeos en Marruecos. Aunque la independencia allí se produjo sin apenas violencia, la 'marroquinización' galopante del Estado y el espejo de la brutal guerra en Argelia nos metió el miedo en el cuerpo y nos marchamos". Además, por aquel entonces la situación económica española estaba comenzando a mejorar.

Durante y tras la Guerra Civil, gran parte de exiliados decidió refugiarse en las colonias magrebíes francesas. Otros, por su parte, decidieron cruzar los Pirineos y recalar en campos de refugiados al sur de Francia. Sin embargo, a las puertas de la II Guerra Mundial, el gobierno de París les dio salida. Algunos se enrolaron en el ejército regular francés, mientras que otros se incorporaron a la Legión Extranjera de la 'Republique' para combatir en África. Otros miles trabajaron en las colonias africanas, especialmente Argelia y Marruecos.

Así fueron llegando los republicanos hasta las costas marroquíes, instalándose en los barrios de Rabat y Casablanca, en los que tenían que aprender a convivir con marroquíes e italianos del sur. "Cuando llegué a Rabat junto a mi marido en 1939, organizaba festivales para ayudar a los soldados republicanos heridos", relató Paquita Gorroño. Era la 'Pasionaria de Rabat': había atravesado los Pirineos durante la Guerra Civil y había llegado al campo de concentración de Boulou, cerca de Perpiñán. "Los franceses no nos trataron nada bien a los republicanos, nos tenían en campos de concentración confinados entre alambradas de espino y en condiciones infrahumanas. Yo pude vivir un poco mejor porque sabía francés y me convertí en una privilegiada al trabajar de intérprete", narró. Gracias al idioma también consiguió asentarse en Rabat.

En 1944 ingresó en el Colegio Imperial como secretaria. Cuenta, como anécdota, que un día en el trabajo se topó con una niña pequeña, a la que besó e hizo monerías. No sabía entonces que aquella era la hija del futuro rey Mohamed V, por lo que gracias a su gesto se ganó la simpatía del mismo. De esta manera, consiguió convertirse en la secretaria personal de Mulay Hassan, el futuro rey Hassan II.

Ella nunca regresó a España, excepto para hacer visitas. Murió en Rabat a los 104 años. Sus breves historias esbozan lo que aquella tierra les dio, y es que durante tiempos duros y difíciles para España, el norte de África acogió a aquellos que decidían acudir allí a probar suerte. En aquel momento, la 'operación Estrecho' era al revés. Hoy, en nuestro país hay censados oficialmente casi 750.000 marroquíes, y es que las crisis históricas de ambos países han provocado etapas de idas y venidas, de barcos testigos de los flujos migratorios procedentes de ambas partes,porque sí, los españoles también fuimos inmigrantes.

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