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Política

Qué debería aprender España de la dimisión del presidente de Perú por corrupción

La presión popular y política sobre Pedro Pablo Kuczynski y su supuesta corrupción han terminado con su renuncia como presidente.

En Perú, como en la mayoría de países del mundo, los presidentes abandonan el cargo sin demasiados apoyos o gestos de cariño entre la población. Sin embargo, en el país latinoamericano no hay reparos en que algún que otro presidente termine en el banquillo por un escándalo de corrupción: ahí tienen los casos de Cristina Fernández de Kirchner en Argentina o Lula da Silva en Brasil.

Ahora, la historia se repite en Perú. Pedro Pablo Kuczynski, elegido presidente en las elecciones de 2016 ha visto cómo en apenas año y medio de mandato se ha visto obligado a dimitir debido a su supuesta participación en la trama corrupta de la empresa brasileña Odebrecht.

El motivo concreto de su obligada renuncia, se centra en las supuestas comisiones ilegales que cobró de la constructora brasileña mientras era ministro de Economía. En ello influyó, precisamente el entonces primer ministro del expresidente Alejandro Toledo, el cual, por cierto, reside en EEUU a la espera de que se tramite su extradición a Perú para ser procesado.

Kuczynski no ha alcanzado los dos años de presidencia
"Kuczynski no ha alcanzado los dos años de presidencia"

Martín Vizcarra, vicepresidente, será quien asuma la presidencia. Ahora, promete emplearse a fondo contra la corrupción que concierne al país. La justicia peruana, por su parte, ya ha procedido a investigar dos de los domicilios de Kuczynski, y le ha prohibido salir de Perú, para evitar el error cometido con Alejandro Toledo.

Un país que sí condena la corrupción política

Pedro Pablo Kuczynski, líder y fundador del partido Peruanos Por el Kambio (la 'K' está escrita de forma intencionada por Kuczynski para así tener las mismas iniciales, PPK), alcanzó la presidencia en 2016 sin obtener la mayoría absoluta.

Esta bien podría ser la única similitud con Mariano Rajoy (junto a los procesos de corrupción que asolan a ambos partidos, claro), ya que, mientras el español vive una investidura plácida a pesar de la minoría parlamentaria, el peruano ha sido presionado hasta su dimisión.

Cuando salió el escándalo de Odebrecht, la oposición se alió para echar a PPK del poder mediante un procedimiento similar a la moción de censura española. Solo una argucia dudosamente ética, la amnistía del expresidente Alberto Fujimori, condenado a 25 años por crímenes de lesa humanidad y alta corrupción, salvó a Kuczynski de la quema. 

La corrupción se ha llevado por delante a Kuczynski; Rajoy sigue en pie
"La corrupción se ha llevado por delante a Kuczynski; Rajoy sigue en pie"

Pan para hoy, hambre para mañana. A medio plazo, la decisión del presidente le ha traído más problemas que beneficios. Buscó la amnistía de Fujimori para lograr una paz con el principal partido de la oposición, Fuerza Popular, de tendencia fujimorista y encabezado por Keiko Fujimori, la hija del que fuera dirigente de Perú en la década de los 90. 

Sin embargo, aunque le sirvió para frenar la primera moción, su credibilidad política ya estaba más que dañada, y nada podía hacer ante la segunda moción, que se iba a votar en el Parlamento el 22 de marzo. Antes de que le echaran, decidió irse, y el 21 presentó su dimisión, en la que acusó al resto de partidos de tejer una campaña contra él.

Mientras, los peruanos inundan las calles cansados de tanta corrupción. Otra cosa que aprender de ellos. 

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