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Qué es el proyecto Q* de OpenAI que podría suponer una "amenaza para la humanidad"

La crisis vivida en la empresa de inteligencia artificial tras el despido y readmisión de Sam Altman, su director ejecutivo, ha despertado muchas incógnitas.

Qué es el proyecto Q* de OpenAI que podría suponer una "amenaza para la humanidad"

El mundo de la inteligencia artificial ha vivido unos días convulsos devino a la crisis desatada en OpenAI. En un movimiento inesperado, la empresa detrás del famosísimo CharGPT anunciaba el pasado 17 de noviembre el despido de Sam Altman, su director ejecutivo.

Fue cesado por el consejo de administración de la compañía con una justificación breve: no había sido "sincero en sus comunicaciones con la junta", por lo que consideraban que esto obstaculizaba "su capacidad para ejercer sus responsabilidades". En el comunicado oficial añadía que la junta "ya no confía" en la capacidad de Altman para seguir liderando OpenAI.

Greg Brockman, presidente y cofundador de la compañía, dimitió al enterarse del despido de Altman. Incluso el 97% de la plantilla amenazó con irse también y firmaron una carta exigiendo la dimisión de la junta y la vuelta de Altman y Brockman a sus puestos. Paralelamente, Microsoft, aliado y principal inversor de OpenAI, se mostró dispuesto a fichar a Altman para dirigir un laboratorio de IA. Él aceptó la propuesta de Satya Nadella, CEO de la corporación tecnológica.

Tras cinco días de caos, comenzaron las negociaciones entre OpenAI y Altman para poner fin al culebrón. En un giro final de los acontecimientos, la empresa anunciaba que tanto él como Brockman volvían y que el consejo de administración que provocó su despido caía, manteniendo únicamente a Adam D'Angelo, exCTO de Facebook y cofundador de Quora.

Proyecto Q*

Llegados a este acuerdo, las dudas continúan en torno a los motivos que propiciaron el despido de Altman. Según ha publicado Reuters, antes del repentino movimiento de la junta, varios investigadores de la empresa tecnológica escribieron una carta al órgano rector advirtiendo de un "poderoso descubrimiento de la inteligencia artificial" que, según apuntaban, "podría amenazar a la humanidad".

La carta habla de la existencia de una inteligencia artificial general (AGI), lo que es definida por OpenAI como "sistemas autónomos que superan a los humanos en la mayoría de las tareas económicamente valiosas".El avance técnico, liderado por el científico jefe de OpenAI, Ilya Sutskever, suscitó la preocupación de algunos empleados por el hecho de que la empresa no dispusiera de las salvaguardias adecuadas para comercializar modelos de inteligencia artificial tan avanzados y sin entender sus potenciales consecuencias.

El conocido como Proyecto Q* (pronunciado como Q-Star) supone un avance significativo en la búsqueda de la AGI pues ha destacado por su capacidad para resolver problemas matemáticos de nivel de alumnos de primaria, lo que hizo que los investigadores fueran muy optimistas con su potencial.

Los investigadores consideran que las matemáticas son la frontera del desarrollo de la IA generativa. Hasta ahora, la IA generativa de modelos como GPT ha demostrado sus habilidades en la escritura y la traducción de lenguaje al predecir estadísticamente la siguiente palabra, pero la resolución de problemas matemáticos, donde solo hay una respuesta correcta, implica un nivel de razonamiento mucho más avanzado y acercaría a la IA a capacidades de razonamiento similares a la inteligencia humana.

Sam Altman, CEO de OpenAI
Sam Altman, CEO de OpenAI GTRES

Altman, en un evento en San Francisco, el Asia-Pacifica Economic Cooperation Summit, insinuó que se vislumbraban grandes avances en este campo. "Cuatro veces en la historia de OpenAI, la última en las dos últimas semanas, he tenido la oportunidad de estar en la sala en la que dejo atrás el velo de la ignorancia y la frontera del descubrimiento delante, y poder hacerlo es un honor profesional en mi vida", expresó. Un día después, la junto lo despidió.

Todo este caso refleja un un momento crítico en el desarrollo de la inteligencia artificial surgiendo una serie de preocupaciones éticas que van más allá de los logros tecnológicos. La rápida evolución de la IA y su integración en diversos sectores plantea preguntas sobre la seguridad, la privacidad, el empleo y el impacto social de estas tecnologías. La AGI representa un horizonte de posibilidades pero también conlleva grandes riesgos que pueden escapar al control humano.

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