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¿Por qué las víctimas de violencia de género no dejan a su maltratador?

La cuestión que retumba en las paredes de nuestra propia conciencia cada vez que oímos hablar sobre violencia de género.

Si alguna vez te has hecho esta pregunta es probable que te dé un poco de apuro reconocerlo en público. Sin embargo, es una duda razonable y muy habitual entre personas de todo tipo, sobre todo entre las que no hemos sufrido este tipo de violencia. No es fácil responder a esta cuestión, pero sí existen ciertos aspectos que nos podrían ayudar a comprender a las víctimas y a entender un poquito mejor por qué no se separan de su maltratador tras el primer golpe.

Si nunca has sido víctima de algún tipo de violencia es muy probable que en tu día a día te digas a ti mismo que jamás permitirías verte envuelto en un episodio de este tipo. Es posible que estés muy seguro de que denunciarías a la primera de cambio y que te alejarías del agresor sin vacilaciones. Seguramente te ves capaz de tirar de instinto de supervivencia y salir huyendo, pero en muchas ocasiones es justo ese instinto de supervivencia el que nos encadena a una situación de violencia.

El maltrato psicológico y la manipulación como aperitivo

El primer golpe no aparece de repente y de forma excepcional
"El primer golpe no aparece de repente y de forma excepcional"

La principal premisa que uno debe tener en cuenta es que el primer golpe no aparece de repente y de forma excepcional. No al menos en la inmensa mayoría de los casos de violencia de género. Es importante asimilar esto, porque la actitud del maltratador es el aspecto más importante para entender el comportamiento de las mujeres víctimas. Previamente en la pareja ha habido un arduo trabajo por parte del agresor para anular por completo a la víctima.

La anulación de la persona se basa, básicamente, en la manipulación. El maltratador es un manipulador de manual, conoce perfectamente a su pareja y sabe cómo manejarla con la intención de gobernar su actitud. Antes de aparecer el maltrato físico existe un maltrato psicológico que, en ocasiones, es mucho más poderoso que cualquier paliza. La mujer se siente cohibida e indefensa, su autoestima se desvanece y normalmente comienza a aparecer una sensación de dependencia para con el agresor. De esta manera, la víctima "está preparada" para recibir el primer golpe y no huir de inmediato.

El error de culpabilizar a la víctima y la "luna de miel"

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"La "luna de miel" es la etapa que viene tras la agresión"

Sí, es natural preguntarse por qué una mujer maltratada no abandona a su agresor. Pero también es peligroso hacerse esta pregunta sin reflexionar al respecto. Es peligroso porque el fondo de la cuestión no hace más que culpabilizar, a fin de cuentas, a la víctima. Si te pegan, no te defiendes, no huyes y te siguen pegando, entonces empieza a ser tu culpa que te sigan pegando. Sin embargo, esta deducción es del todo falsa. Nunca y bajo ningún concepto la víctima es culpable ni responsable de su situación. Tan solo víctima. Y reflexiones como la anterior no hacen más que empeorar nuestra concepción acerca de la violencia de género.

Los maltratadores siempre piden perdón y prometen no volver a agredir a sus parejas. Se muestran tremendamente arrepentidos por lo sucedido y expresan su cara más amable, su imagen más cautivadora. Reaparece aquel hombre del que la víctima se enamoró y entonces comienza lo que, en las disciplinas que estudian el fenómeno de la violencia de género, se conoce como "luna de miel". Es la etapa que viene tras la agresión. La actitud del maltratador cambia radicalmente y su víctima termina por creer que no volverá a ocurrir.

Forma parte del proceso de manipulación del agresor. Es capaz de mostrar dos caras completamente opuestas; por eso, en numerosas ocasiones, para el entorno de la pareja es tan complicado averiguar qué está ocurriendo realmente de puertas para adentro. Ese instinto de supervivencia al que se hizo antes alusión sale a relucir entonces. El cerebro de la víctima comienza a trabajar para responder a la pregunta "¿por qué me ha hecho esto, si siempre me ha demostrado lo mucho que me quiere?".

Las razones psicológicas que llevan a la víctima a permanecer junto a su agresor

La disonancia cognitiva y la indefensión aprendida juegan un papel importantísimo en la violencia de género
"La disonancia cognitiva y la indefensión aprendida juegan un papel importantísimo en la violencia de género"

El psicólogo Leon Festinger hablaba de "disonancia cognitiva" para explicar el proceso por el cual los seres humanos buscamos la coherencia entre nuestros pensamientos y las conductas. Necesitamos encontrar una explicación que justifique nuestras conductas a pesar de nuestros pensamientos, y en eso mismo trabaja una víctima de violencia de género tras permanecer junto al agresor a pesar de los golpes. La mujer se autoconvence de la necesidad de creer a su maltratador cuando le pide perdón y cuando le promete que no volverá a ocurrir.

Otro psicólogo, de nombre Seligman, también trabajó en otro proceso psicológico que nos podría ayudar a comprender la actitud de las víctimas en casos de violencia de género. Seligman descubrió el "síndrome de la indefensión aprendida", que consiste en la aceptación de circunstancias con resultados negativos ante las que uno no puede actuar y, como consecuencia, adquiere un comportamiento pasivo y de no evitación. Es lo mismo que le ocurre a un joven universitario que, por más que se prepare una asignatura, no deja de suspenderla. El estudiante aceptará que no puede hacer nada para superar la prueba, no volverá a intentarlo y tomará una actitud pasiva.

El maltratador ya ha conseguido vencer a la víctima: la ha manipulado, la ha anulado, ha adquirido cierto poder sobre ella y ha trabajado en una relación de dependencia cuyo cordón umbilical va a ser muy difícil de romper. Ha hecho creer a la mujer que todo volverá a ser como antes; y, cuando le agreda, habrá sembrado en ella la sensación de no poder hacer nada para evitarlo.

El machismo: la base de nuestras dudas

La pregunta que titula este texto es consecuencia de vivir en una sociedad machista
"La pregunta que titula este texto es consecuencia de vivir en una sociedad machista"

En definitiva, cometemos un error cuando intentamos responder a ciertas preguntas desde una perspectiva personal, desde nuestra posición como personas con relaciones sanas y sin ataduras de este tipo. Y todo esto no es más que la consecuencia de vivir en una sociedad tremendamente machista, una sociedad que continúa responsabilizando, por ejemplo, a Diana Quer de haber sido raptada, porque una chica de su edad y con sus características físicas no se puede permitir andar sola y de madrugada por la calle. Una sociedad que, casi sin darse cuenta, culpabiliza a la mujer de su posición de víctima.

Se nos ha inculcado que cuando nos hacen daño una vez la culpa es del otro, pero cuando nos hieren por segunda vez, los responsables somos nosotros. Sin embargo, la violencia de género no es tan simple, es una violencia muy específica, con características determinadas, que tiene dimensiones sensibles que hay que estudiar con cuidado y respeto, y siempre colocando a la víctima en el lugar que le corresponde.

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