El viernes pasado se dio a conocer la noticia de que Guillermo Fernández Bueno, un violador muy peligroso, se había fugado de prisión aprovechando uno de los permisos de los que había disfrutado, siempre en contra de los técnicos de la prisión.
El plan del preso fugado, al parecer, pasaba por huir a Gambia, a todos los efectos un Estado fallido donde la colaboración policial con las autoridades es nula. Allí podrían haber pasado desapercibidos y sin riesgo de detención hasta que los delitos prescribiesen. No tuvieron suerte.
Fernández Bueno llevaba encerrado desde el año 2001, y cumplía una condena de veinticinco años por haber violado a dos mujeres y haber asesinado a una de ellas. Además, estaba catalogado por algunos profesionales como un "psicópata cruel", con lo cual se le consideraba peligroso. Poco a poco, su conducta fue cambiando y se convirtió en lo que se considera un preso ejemplar.
Fue gracias a su conducta que, a partir del 2012, el juez le concedió varios permisos. En todo momento la junta de tratamiento de la cárcel se mostró en contra, al menos durante los primeros años, puesto que a partir de 2016 le autorizaron una gran cantidad de permisos debido a su buen comportamiento. Estuvo participando en todos los programas para agresores sexuales que la cárcel iba proporcionando a los presos, y lo único que Fernández Bueno quería hacer (o eso demostraba) era normalizar su vida con su pareja, Elena Ruiz, una trabajadora social a la que conoció en prisión. Esto hubiera sido posible dentro de unos años, de no ser por su intento de huida.
Una escapatoria de película
La Policía ha conseguido seguirle los pasos, y averiguaron que había cogido un transbordador hasta Tánger. Desde ahí, había ido hasta la frontera de Senegal, donde ayer fue detenido. Se encontraba en una furgoneta blanca bastante grande, y estaba acompañado de Elena; el vehículo era de ella, puesto que lo usaba para importar muebles. La pareja pretendía comenzar una vida juntos lejos de la justicia española.
Fueron detenidos por dos policías de la frontera de Senegal, que descubrieron a la pareja tras haber recibido el aviso de la justicia de España. En el momento en el que decidieron retenerles, llamaron al enlace español de Dakar y confirmaron su identidad. Se espera que sea extraditado en sesenta días, aunque no se sabe exactamente si para ella habrá algún tipo de imputación. La pena por quebrantamiento de condena acostumbra a ser especialmente leve.
