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Pide ayuda desesperada para operar sus pechos, que no paran de crecer

Comenzaron a crecer cuando tenía 8 años y no han parado, ahora pide ayuda para reunir el dinero que le hace falta para hacerse una reducción.

Sheridan Larkman, una mujer australiana, pide ayuda para poder someterse a una reducción de pecho. Sus senos empezaron a desarrollarse cuando tenía apenas 8 años y han seguido creciendo hasta ahora, cuando con 23 años, necesita una copa K de sujetador (lo más común es tener entre una copa A y una D).

La joven cuenta que lo único que quiere es ser capaz de jugar y correr con sus hijas sin que le suponga algo doloroso y prácticamente imposible. Cuando tenía 10 años, Larkman ya tenía que usar una copa DD, un tamaño que normalmente corresponde a una mujer adulta con bastante pecho. Según ha confeado a DailyMail, "Solía llorarle a mi madre '¿Por qué tengo que ser diferente?'".

Mintras que sus compañeras de clase vestían ropa bonita y camisetas cortas con sus uniformes, ella tenía que usar prendas que cubriesen todo su pecho, normalmente bastante anchas y que no le quedaban muy bien. Los chicos de su edad se dieron cuenta rápidamente del tamaño de sus senos y se solían meter con ella continuamente por ello.

Sheridan Larkman está tratando de reunir el dinero necesario para poder pagar su operación de reducción mamaria
"Sheridan Larkman está tratando de reunir el dinero necesario para poder pagar su operación de reducción mamaria"

A pesar de que tanto su madre como el médico le aseguraron cuando tenía 16 años que sus pechos ya no crecerían más, eso no ha sido así, y a sus 23 años, se han ido agrandando sin parar con el paso del tiempo. Cuando en el insituto tenía que practicar algún deporte, según cuenta, lo sentía como una tortura, con sujetadores que le tiraban los pechos para abajo y se le clavaban por todos lados. Cuanto más le crecían los pechos, más problemas empezaban a aparecer, como los sarpullidos que se le forman en los pliegues debido al calor y la fricción, la escoliosis y las contracturas.

La gente a menudo me mira por la calle y me hacen comentarios groseros. Comprar ropa siempre ha sido una pesadilla, si compro una talla 38, que me quede bien de cuerpo, mis pechos se salen por todos lados

Una operación que no se puede permitir

Además, comprar sujetadores con sus pechos es bastante complicado y muy caro, tiene que pedirlos por internet a Reino Unido por un precio de unos 80€ mínimo por sujetador más gastos de envío: "Me hubiese encantado poder ponerme lencería, pero necesito un material resistente que pueda mantener mis pechos en su sitio".

Su novio, ahora su marido, ha sido la única persona capaz de hacerla sentir bien consigo misma a pesar de todo. A los 18 los dos tuvieron a su primera hija y a medida que iban pasando los meses de embarazo, sus pechos iban aumentando, hasta que al nacer la pequeña, su madre llevaba ya una copa doble J, algo que aumentó al tener a la segunda niña.

Sopesó la idea de oeprarse en otro país pero tiene miedo de que sea una solución peor que el problema
"Sopesó la idea de oeprarse en otro país pero tiene miedo de que sea una solución peor que el problema"

Decidió ir al médico, que la puso en la lista de espera para una reducción mamaria, una espera que en Australia puede llegar a tardar varios años. Tras volver al médico en repetidas ocasiones sin que hubiese novedades, ha decidido tratar de operarse por la sanidad privada, una operación que cuesta unos 14.000 dólares (casi 9.000 euros). Esto es mucho dinero para la pareja, por lo que han decidido abrir una campaña en la página de donativos gofundme para que quien pueda colabore con su causa.

Lo que quiero más que nada es ser capaz de corretear con mis hijas Alaska, de 4 años, y Kaliese, de tres. Vivo en constante dolor. Nadie tendría que sufrir esto durante tanto tiempo

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