El consumo de cocaína en España no deja de crecer y nuestro país se ha consolidado como el líder en toda Europa. El Informe Europeo sobre Drogas 2025 recoge que un 13,3% de los españoles entre 15 y 64 años ha tomado cocaína, al menos, una vez en su vida.
La cifra está muy por encima del 9,4% de Francia o Dinamarca, así como el 8% de Países Bajos. Las autoridades incautaron aproximadamente 118 toneladas de esta sustancia en 2023, el doble de lo que se decomisó en 2022 y solo por detrás de las 123 toneladas de Bélgica, que concentra gran parte de su tráfico en el puerto de Amberes.
La elevada disponibilidad de esta sustancia estupefaciente en las calles españolas se ve favorecida por la posición estratégica de España como puerta de entrada del narcotráfico originario de América Latina, especialmente en puertos como Galicia o Algeciras, donde se instalan estructuras históricas en el narcotráfico.
El consumo de cocaína está disparado entre los jóvenes
El perfil medio actual de un consumidor actual es una persona entre 20 y 45 años. Sin embargo, los estudios epidemiológicos recogen una tendencia preocupante, puesto que la edad está bajando y se empieza a consumir mucho antes, sobre los 15 años.

A pesar de que la edad media del consumidor de cocaína se sitúa en la horquilla de 20-45 años, los servicios médicos han observado un incremento de ingresos por problemas de adicciones en personas jóvenes. En 2022, más de 20.700 personas en España ingresaron en tratamiento por consumo de cocaína, la cifra más alta de Europa.
El abuso de sustancias estupefacientes es un problema de salud pública, que tiene también grandes consecuencias en la siniestralidad. Un 19% de los test antidroga de la Guardia Civil detectaron esta sustancia en carretera en 2023. Además, el 13% de los conductores fallecidos por accidente de tráfico dio positivo en esta sustancia, lo que supone un incremento del 54% respecto a la década anterior.
Por otro lado, hay que destacar el efecto a largo plazo en los consumidores. Entre otros, por infartos de miocardio, ceguera, accidentes cerebrovasculares o fracasos renales irreversibles, con pacientes que en algunos casos no superan los 30 años.