Alrededor de 2,7 millones de habitantes de Galicia están convocados este domingo 18 de febrero a participar en las elecciones de su comunidad autónoma, las cuales determinarán al próximo presidente de la Xunta. Del total de votantes, 2.217.110 residen en Galicia, mientras que 476.514 emitirán su voto desde el exterior, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
En términos de circunscripciones, A Coruña tiene el mayor censo con casi el 37% del total (1.088.386), seguida por Pontevedra, que cuenta con 911.704. En Lugo, podrán ejercer su voto 337.734 personas, y en Ourense, 355.800.
En esta ocasión, participarán un total de once partidos políticos, siendo que diez de ellos se presentan en todas las circunscripciones electorales, mientras que Democracia Ourensana competirá exclusivamente en su provincia. Se contabilizan un total de 41 candidaturas, marcando una disminución en comparación con las 56 que se presentaron en el año 2020. Los partidos en liza son: PP, BNG, PSOE, Sumar Galicia (en coalición), Podemos (también en coalición), Espazo Común Galeguista (coalición), VOX, Pacma, Escaños en Branco y Por un Mundo más Justo, además de Democracia Ourensana en Ourense.
A pesar de la diversidad de opciones, algunos ciudadanos optan por votar en blanco, abstenerse directamente o, de manera consciente o no, emitir votos nulos. Dada la importancia de cada voto en estos comicios, según indican los estudios demoscópicos, surge la pregunta sobre a quién podrían beneficiar esos posibles votos en blanco, nulos o la abstención.
1 Voto nulo
Un voto se cataloga como 'nulo' cuando la papeleta en su interior difiere de las oficiales. Esto puede deberse a un error del elector o a una manifestación, como escribir sobre las papeletas, pintarlas o votar por partidos políticos inexistentes.
Es importante destacar que el voto nulo no afecta las elecciones, ya que no se considera válido y, por lo tanto, no se incluye en el recuento final. De esta manera, el voto nulo no tiene impacto positivo ni negativo en ningún candidato o partido, ya que no se tiene en cuenta en el conteo general.
2 Voto en blanco
El voto en blanco se emite cuando el elector introduce el sobre sin ninguna papeleta dentro, ya sea por descontento o porque ninguna opción le satisface. Es esencial destacar que este tipo de voto sí cuenta en el recuento final y se considera válido, según el artículo 96, apartado 5, de la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG).
En términos generales, el voto en blanco tiende a favorecer a los partidos mayoritarios, ya que a medida que aumenta el número total de votos (ya sean en blanco o válidos), se requiere un mayor número de votos para obtener representación.
Un ejemplo ilustrativo sería una circunscripción imaginaria con 1.000 votos a candidaturas, 200 en blanco y 50 nulos. Si solo se consideran los votos a candidaturas, un partido necesitaría 30 votos (el 3%) para obtener un escaño. Sin embargo, al tener en cuenta los votos en blanco, se requerirían 36 votos (el 3% de 1.200). De esta manera, los votos en blanco pueden dificultar la entrada al parlamento de candidaturas que enfrentan el desafío de superar la barrera de entrada, que en el caso de la ley electoral de esta comunidad autónoma es del 5%.
3 Abstención
La abstención ocurre cuando un ciudadano decide no participar en el acto de votar. En España, no votar es legal, aunque en otros países esta práctica puede estar sujeta a sanciones. La abstención generalmente resulta de una decisión personal y, a diferencia de los votos en blanco o nulos, no tiene un impacto directo en los resultados de las elecciones.
En otras palabras, la abstención no beneficia ni perjudica a ningún candidato o partido en los comicios, ya que no se traduce en votos válidos o contados en el recuento final.
