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El director homosexual que cambió una escuela musulmana

Después de unas malas experiencias en el pasado, este profesor se armó de valor para tratar de superar uno de los mayores retos imaginables con su condición y métodos de enseñanza.

Andrew Moffat era director de una escuela de Birmingham que tuvo que soportar que los padres de sus alumnos se quejaran porque sus hijos "no tendrían que aprender que ser homosexual está bien". Al parecer, Moffat no tuvo reparos en compartir con sus alumnos que era gay y que no había nada de malo en ello, ya que las preferencias sexuales de cada persona no hacen que esta sea mejor o peor.

Puede sonar algo extraño a día de hoy, siendo el tema que es y también el lugar del que estamos hablando, Reino Unido, pero es algo que sucedió y que cuenta ahora The Guardian. Después de las quejas continuas por parte de un pequeño grupo de padres musulmanes (cuyas creencias, aún a día de hoy, siguen siendo poco flexibles en este sentido) hicieron que Moffat tuviera que abandonar la escuela, comentando abiertamente que también había otros muchos padres cristianos que habían estado de acuerdo.

Tal y como comentaba él mismo en una posterior entrevista realizada por The Sunday Times, "algunos padres cristianos y musulmanes me dijeron que no querían que les enseñase a sus hijos que ser homosexual está bien". Resignado y apenado por tener que dejar el puesto, Moffat no había perdido la esperanza todavía y ya había puesto sus miras en conseguir algo que en principio parecía totalmente imposible.

De esta manera se unió a las filas del colegio Parkfield Community, donde encontramos una peculiaridad evidente y muy relevante en este caso: el 98,9% de los alumnos proceden de familias musulmanas. Andrew Moffat se tomó en serio el asunto y lo planteó como un reto, convencido que sus enseñanzas no hacían ningún mal a los alumnos, sino todo lo contrario en los tiempos que corren.

Andrew Moffat enseñando a sus alumnos (Foto: David Sillitoe, The Guardian)
"Andrew Moffat enseñando a sus alumnos (Foto: David Sillitoe, The Guardian)"

Hace dos años comenzó su aventura, y lo primero que hizo como director del centro fue incluir una nueva política en la que promocionaba la diversidad entre los casi 800 alumnos del centro, donde 23 nacionalidades están representadas. Esto también incluía la bienvenida a personas de cualquier raza, color, religión o condición sexual, por supuesto.

Como profesor homosexual tuvo claro que no podía cometer los mismos errores que en su anterior trabajo, por lo que todas sus decisiones, lecciones y libros utilizados a la hora de dar clase a los alumnos, incluidas estas políticas de diversidad, iban a hablarse previamente con los padres, a los que también se les iba a seguir informando de todo lo que ocurriera dentro de la escuela. Podéis creerlo o no, pero lo cierto es que su trabajo se convirtió en un rotundo éxito que le ha llevado incluso a publicar un libro recientemente: 'No outsiders in our school: Teaching the Equality Act in Primary Schools' ('Sin marginados en nuestra escuela: La enseñanza de la Ley de Igualdad en las escuelas de primaria').

En el libro habla sobre su primer fracaso, asegurando que para él hubiese sido muy fácil rendirse o adaptarse a unas circunstancias más favorables. Sin embargo, sentía que debía hacer lo contrario, volviendo a enfrentarse a un reto de este calibre para cambiar algunas de sus maneras de trabajar, aprender de sus errores y tratar de garantizar este éxito, que para él es indispensable para el futuro de sus alumnos como personas.

El sueño de Moffat se ha terminado cumpliendo
"El sueño de Moffat se ha terminado cumpliendo"

Una escuela a la altura en todos los sentidos

Andrew Moffat también deja clara una cosa relativa a aquellos padres que se quejaban de sus métodos, asegurando que la diferencia es que él no discrimina en ningún momento al Islam o a ninguna otra religión, sino todo lo contrario: todos son bienvenidos y todos son tratados por igual, de la misma manera que se hace lo mismo con las personas de distintas razas o con distintos gustos sexuales. Esa es la base de la enseñanza que él implanta como director en esta escuela, donde no se descuidan otros apartados igual de importantes, como demuestran los datos: el 97% de los alumnos alcanzan o superan la media de conocimientos en matemáticas y lengua referente a otras escuelas del país.

Los padres están contentos a pesar de sus creencias, al igual que los alumnos, que entienden ahora que en el mundo hay sitio para todos, a pesar de su religión, apariencia o gustos. Lo que debería ser normal en cualquier escuela del mundo, por otra parte, pero que por desgracia no ocurre siempre.

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