Así ha sido la estrategia de cada candidato en el único debate de candidatos (y así lo hemos contado en directo)

Jornada decisiva. En un contexto tan volátil y con unos datos que han experimentado fuertes cambios durante las últimas semanas, las elecciones del 10 de noviembre se presentan como una de las más inciertas.

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A pesar de que la victoria del bloque de la izquierda se daba por hecha, el auge del PP y el fuerte ascenso de VOX, que 'sorpassa' con holgura a un Ciudadanos que se veía liderando la derecha hasta hace poco; pueden decantar la balanza hacia el bloque conservador. Un escenario que gana posibilidades con el paso de las jornadas.

Por ello, este debate se antoja decisivo: hay mucho voto que aún no ha elegido partido y que, posiblemente, hoy decidirá a quién apoya. Quien más se la juega, sin duda, es Albert Rivera.

Las encuestas prevén un descalabro de casi 10 puntos y 38 escaños, según los sondeos más benevolentes. El futuro del líder naranja se juega en estos comicios, mientras que ya no descarta su posible dimisión en la noche de las elecciones si hay una bajada importante.

La estrategia de cada candidato

El desarrollo del debate ha revelado algunas de las cartas de los candidatos. Por ejemplo, el interés de Pedro Sánchez por pescar en el caladero de Ciudadanos, la formación de Rivera que solo retiene un 40% de votos respecto al 28-A. El mayor ejemplo se ha evidenciado cuando el presidente en funciones ha prometido detener a Puigdemont y ha mencionado en varias ocasiones la defensa de la 'unidad de España'.

En cuanto al líder del PP, es destacable la agilidad que ha mostrado si se compara con el Casado de las pasadas elecciones, donde se mostró excesivamente encorsetado y resultó canibalizado por momentos por Ciudadanos. En este caso, el líder del PP no ha tenido problema en morder al candidato naranja, aunque ha evitado con mayor fuerza entrar en confrontación con VOX, el partido que actualmente está lastrando su capacidad de crecimiento, aunque Génova ya ha comprobado en el pasado que tiene mucho más que perder en su flanco izquierdo que derecho.

En cuanto a Albert Rivera, el candidato naranja ha mantenido la misma estrategia que le llevó al éxito en el debate del 28 de abril, aunque es cierto que la estrategia puede resultar cuestionable dado el cambio de situación. Rivera ha intentado centrar la atención en su figura durante los debates y mostrar contundencia para movilizar al votante que actualmente permanece instalado en la indecisión y la abstención. También ha querido polarizar, aunque Casado ha mantenido en esta ocasión la verdadera posición como candidato alternativo.

Pablo Iglesias, por su parte, ha evitado en la medida de lo posible entrar en la cuestión territorial, un punto en el que su partido no se encuentra cómodo. Por ello, la mayoría de propuestas han ido realmente centradas a la construcción de una economía social y a políticas sociales. También ha habido reproches con Pedro Sánchez, sí, pero no el cuerpo a cuerpo que muchos esperaban y temían, ante el riesgo de favorecer un trasvase del voto pragmático hacia Íñigo Errejón. Por ello, Iglesias no ha dudado en reiterar su intención de "pactar con el PSOE tras las elecciones".

En cuanto a Santiago Abascal, el líder de VOX se ha mantenido fiel a su discurso especialmente duro, aunque la mayoría de candidatos ha ignorado en cierta medida las soflamas de corte xenófobo lanzadas contra migrantes, incluidos los menores de edad, así como contra el feminismo, la violencia de género o su raíz euroescéptica. Ha resultado curiosa su estrategia para justificar su presencia en los chiringuitos de Esperanza Aguirre "para conocer cómo funcionan por dentro", aunque hay que reconocer que se ha mostrado mucho más ágil de lo que se podría esperar de un candidato que se estrena por estos lares.

Así te hemos contado el único debate de candidatos para las elecciones del 10-N:

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