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Condenada una madre por prostituir y obligar a mendigar a sus hijas de 12 y 13 años

La mujer descuidó la higiene y la nutrición de sus hijas antes de entregarlas a un matrimonio.

La Audiencia Provincial de Huelva ha condenado a más de ocho años de cárcel a una mujer por prostituir a su hija de 12 años y por poner a mendigar a la otra de 13 años y con discapacidad. Así, el Tribunal Supremo ha rechazado el recurso de casación presentado por la madre.

La sentencia considera probado que en octubre de 2010, la acusada, de 38 años, tenía bajo custodia exclusiva a sus hijas menores con las que convivía en el domicilio familiar. Desde esa fecha y, al no contar con recursos económicos, decidió prostituir a su hija de 12 años obligándola a que mantuviera relaciones sexuales con hombres adultos. A cambio, recibía una remuneración monetaria, lo que se repitió en diversas ocasiones durante meses.

A su otra hija, de 13 años, también la explotó económicamente aprovechándose de su discapacidad, valorada en un 66% a efectos asistenciales. Desde 2009, la acusada la obligaba a permanecer inmóvil en la cama o el sofá en contra de las pautas de tratamiento señaladas con el objetivo de empeorar su atrofia osteomuscular y así asegurar la ayuda económica por su discapacidad y dependencia que recibía de la Junta de Andalucía.

Poniendo la salud de la niña en peligro, tambien la sometía a castigos físicos pegándole con un cinturón. Llegó incluso a obligarla a mendigar en la calle para ganar algún dinero aprovechándose, de nuevo, de su discapacidad.

Abandona la higiene personal y la nutrición de su hijas

En abril de 2011, tras fallecer la madre de la acusada, esta se vio desbordada , por lo que acabó descuidando en su totalidad las necesidades vitales de sus hijas abandonando sus funciones maternas. Así, aunque ambas estaban escolarizadas, su absentismo escolar era frecuente. Además, también descuidaba su higiene personal y su nutrición.

Ante esta situación, la mujer primero entregó a su hija mayor a un matrimonio conocido y un mes después también les dio a su otra hija. La pareja atendió y cuidó de las menores ganándose poco a poco su confianza. No obstante, fueron incapaces de expresar verbalmente todo por lo que habían pasado. Finalmente, pudieron hacerlo mediante unas cartas escritas de su puño y letra.

Finalmente el matrimonio decidio denunciar en noviembre de 2012 ante los servicios sociales. Tras todas las pruebas presentadas en el juicio, el testimonio de las menores y del matrimonio que las cuidó así como informes psicológicos, la sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha desestimado el recurso de la madre condenándola a más de ocho años de cárcel.

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