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Política

Trump prepara una estrategia militar más agresiva contra Irán en plena crisis de Corea

Washington quiere romper con el acercamiento con Teherán que logró Obama durante su etapa al frente de la Casa Blanca.

En plena crisis con Corea del Norte, el gobierno de los Estados Unidos presidido por Donald Trump prepara un nuevo frente con un tradicional enemigo con el que había cesado hostilidades: Irán.

El plan que prepara la Casa Blanca pasa por iniciar una ofensiva en contra del Gobierno chií y las milicias afines que están combatiendo en Irak, Siria y Yemen. Un gesto que seguramente será del agrado del principal aliado de Washington en Oriente Próximo, Israel.

El plan, por tanto, parece alejar la posibilidad de contar con Bashar Al Assad como pieza clave para lograr una salida al avispero sirio, puesto que el gobierno de Teherán es uno de los principales valedores del régimen alahuita con el que comparte visión del Islam.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump
"El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump"

La decisión diseñada por el secretario de Defensa James Mattis, el secretario de Estado Rex Tillerson y el asesor de seguridad Nacional, H. R. McMaster; rompería con el legado de Barack Obama que protagonizó un acercamiento al Gobierno iraní en un intento de lograr una salida conjunta para la Guerra de Siria.

Desde el actual Pentágono aseguran que la nueva estrategia intentará evitar que el gobierno iraní "continúe desestabilizando la región de Oriente Próximo", en relación a la financiación de milicias como Hezbolá, que está en los principales conflictos de la zona.

Irán figura como potencia nuclear, por lo que un posible conflicto diplomático entre ambos países debería ser gestionado con cautela, aún más cuando la crisis con Corea del Norte se encuentra en su punto álgido.

Enemigos, menos en Siria

Irán quiere que Bashar al Assad siga en el poder para poder tener una salida al Mediterráneo
"Irán quiere que Bashar al Assad siga en el poder para poder tener una salida al Mediterráneo"

Como se ha comentado, este gesto puede poner en peligro la contundencia con la que las milicias chiíes están actuando en Siria e Irak, donde han arrebatado gran cantidad de territorios al Daesh.

En este caso, desde Washington aseguran que no entorpecerán la acción de las milicias afines a Irán, a las que reconocen su labor, pero resulta difícil llegar a la conclusión de que se combata por un lado a Irán y no se intervenga (prácticamente se apoye) a sus aliados en Siria. Aunque en política internacional, en este caso, pesan con mayor fuerza los intereses geoestratégicos.

Desde Irán, como desde Rusia, hay interés en que Bashar Al Assad se mantenga en el poder. En Teherán porque, tras conseguir un gobierno aliado en Irak tras mucho esfuerzo, podrían lograr un corredor que conecte a la República islámica con el Mediterráneo.

Desde Moscú, mientras tanto, la estrategia es completamente estratégica: Siria es el único país afin que les permite colocar una base de operaciones en el Mediterráneo. Prueba de ello es la buena estabilidad de la que goza la región de Latakia, refugio alahuí y que tiene salida al mar. Si Al Assad cae, Rusia se quedará sin ningún tipo de influencia en la frontera entre Asia, Europa y África.

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