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El juez encarcela por riesgo de fuga al último detenido por el crimen de Samuel

La investigación continúa abierta y el detenido permanece bajo custodia policial tras nuevos hallazgos.

El juez encarcela por riesgo de fuga al último detenido por el crimen de Samuel

La Policía Nacional detuvo ayer, martes 28 de septiembre, a una séptima persona relacionada con el asesinato de Samuel Ruiz, el joven al que arrebataron la vida durante la madrugada del pasado 3 de julio en el paseo marítimo de La Coruña. Finalmente ha decretado ingreso en prisión provisional por riesgo de fuga.

Se trata de un joven perteneciente al mismo grupo de amigos y su participación en el suceso sería importante, ya que según fuentes policiales es "coautor" de la agresión mortal a Samuel. El joven fue detenido alrededor de las 15:00 horas y está previsto que a lo largo del día de hoy pase a disposición del Juzgado de Instrucción número 8 de Coruña, que investiga los hechos, según ha informado el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG).

El detenido está acusado como coautor del crimen. Su detención confirma que la Brigada de Policía Judicial de La Coruña mantiene abierta la investigación, en la que todavía no se ha logrado identificar a todos los implicados en la brutal paliza.

Con este arresto, hay cinco adultos y dos menores investigados. A todos ellos se les atribuye un delito de homicidio, pendiente de concretar durante la instrucción si sería asesinato. Mientras los dos menores están internados en un centro de menores, tres de los adultos están en prisión provisional: Kaio Amaral, Diego Montaña y Alejandro Freire, conocido como Yumba. Otra mujer mayor de edad, Katerine Silva, sigue en libertad en calidad de investigada con comparecencias en el juzgado.

Entre los detenidos hasta la fecha, solo uno, Kaio Amaral, también acusado por apropiación indebida por haberse llevado el teléfono del acusado, declaró en el juzgado de guardia cuando fue detenido y aportó su versión de los hechos. El resto ha guardado silencio.

La agresión ha generado una gran conmoción en la ciudadanía por la agresividad de los golpes y por el trasfondo que se aprecia de un crimen basado en la orientación sexual de la víctima. Los testigos y varias declaraciones extraídas del sumario ("Tengo un problema con los gays", "Vaya le he dado al maricón de mierda") avalarían esta tesis.

La hipótesis inicial fue que la agresión comenzó cuando Samuel estaba haciendo una videollamada junto a una amiga y dos de los sospechosos le increparon porque pensaban que les estaban grabando. Uno fue a por él y comenzó la agresión, en la que los testigos relataron que le golpearon al grito de "maricón".

Nuevas pruebas

El delegado del Gobierno, José Miñones, ha confirmado la detención y ha indicado que la Policía Nacional ha entregado en el juzgado documentación complementaria derivada del volcado del contenido de los teléfonos móviles de los sospechosos para su incorporación a la instrucción judicial de la causa.

Miñones insiste en que el arresto es consecuencia del avance de la actividad de la policía nacional y pide "prudencia y responsabilidad" para lograr esclarecer todos los elementos del caso mientras permanece el desarrollo de las investigaciones.

Brutal paliza

La agresión duró seis minutos, en los que una "jauría humana", según consta en el sumario, agredió a Samuel a lo largo de 150 metros. Finalmente, el joven murió por un traumatismo craneoencefálico severo a raíz de la brutal paliza, que intentaron frenar en todo momento dos hombres, los senegaleses Ibrahima Diack y Magnate Ndyae, uno de ellos incluso herido por ello.

Losa investigadores consideran que no hubo un golpe claro, sino una acumulación de golpes entre las 02:58 y las 03:04 horas. La mayoría fueron con puños y pies, si bien Samuel también fue golpeado con una botella de vidrio. No se descarta también le uso de kubotan, un arma de defensa personal basada en armas tradicionales japonesas.

Una hora y media después del crimen, la brigada de Policía Judicial de La Coruña pudo determinar que los agresores mantuvieron una reunión para hablar sobre cómo afrontar todo lo que acababa de suceder. Los sospechosos, según los investigadores, intentaron eliminar pruebas y conversaciones telefónicas entre ellos, entre otras, dos informes de ADN que vinculan directamente a dos de los detenidos con la agresión, pero también grabaciones de las cámaras de seguridad y dispositivos móviles, así como las declaraciones de los testigos.

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