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El nazi judío del Ku Klux Klan que se suicidó cuando la prensa sacó a la luz su pasado

Cuando The New York Times publicó su verdadero origen, cogió una pistola y se pegó dos tiros, acabando con su vida.

El nazi judío del Ku Klux Klan que se suicidó cuando la prensa sacó a la luz su pasado

Nació como un solo grupo, sin embargo acabaron siendo un conjunto de organizaciones de extrema derecha que nunca llegaron a cesar su actividad, a la que se le puede aplicar el prefijo 'anti' en muchas de las posturas que defienden. Xenófobos, homófobos, misóginos, antisemitas, anticomunistas, anticatólicos, e incluso terroristas. El Ku Klux Klan sigue vivo en Estados Unidos, potencia mundial que vio nacer a una de los movimientos sociales más radicales del siglo XIX, que tras casi 140 años de intolerancia hacia muchos sectores del conjunto de la sociedad civil estadounidense, perdura hasta la actualidad.

Eso sí, todo y nada ha cambiado en su discurso a lo largo de su historia, influenciada por el paso del tiempo y resultado de una evolución en la que muchos de sus miembros han sido condenados por crímenes contra aquellos grupos sociales que ellos condenaban y martirizaban, especialmente los afroamericanos y los judíos.

En este contexto, hay una historia que destaca especialmente: un extremista de origen judío que pasó a formar parte de su círculo. Y que se suicidó después de que McCandlish Phillips, un periodista del diario The New York Times, decidiera sacar sus orígenes a la luz en 1965 en un reportaje llamado 'State Klan Leader Hides Secret of Jewish Origin'. Sin darse cuenta y moralmente, de forma totalmente involuntaria, mató al 'Gran Dragón' de la triple K. 

Se llamaba Daniel Burros y se quitó la vida tras propinarse a sí mismo un disparo en la cabeza, aunque no fue el único que se asestó. "No tengo nada por lo que vivir. Voy a hacerlo", estas fueron sus últimas palabras. El mundo estaba a punto de conocer su historia y peor aún, los miembros de la organización también.

Iba a quedar en evidencia delante de ellos, teniendo que hacer frente a todas esas miradas que iban en contra de algo que él llevaba intrínsicamente desde su nacimiento. En primer lugar, por la familia junto a la que le había tocado crecer y por otro lado, por haber estudiado en Richmond Hill, una sinagoga hebrea del barrio neoyorquino de Queens. La afirmación de que la prensa es el cuarto poder se cumple en ocasiones y esta fue una de ellas. 

Burros, en un recorte de época en el que se anunciaba su muerte
"Burros, en un recorte de época en el que se anunciaba su muerte"

Soñaba con acabar con su propio pueblo

Tenía 28 años y fue uno de los máximos exponentes humanos de estos terroristas. Sin querer convertirse en el protagonista, su historia es una de las más misteriosas y oscuras que se recuerdan en los más de cien años que esta organización lleva ejerciendo su actividad xenófoba contra el pueblo norteamericano. Burros inició su andadura en ella a mediados del siglo XX y dejó huella. Vaya que si lo hizo, ya que a lo largo de su vida siempre llevó por bandera una ideología propia de lo que se podría denominar como nazismo moderno

Nació el 5 de marzo de 1937 y probablemente, lo que define su persona suena bastante irrisorio. Por ejemplo, negaba la existencia del Holocausto, a pesar de que sus orígenes pertenecían a este pueblo. Un judío nazi que ya estaba en el mundo cuando la Segunda Guerra Mundial dio comienzo. Sus padres, George y Esther, nunca renegaron de su condición como judíos y lo proclamaban a los cuatro vientos.

No llegaron a sufrir los efectos de la represión que Hitler ejecutó contra su raza y, de hecho, se casaron bajo una ceremonia celebrada en el Bronx de Nueva York, a menos del reverendo Bernard Kallenberg. Sin embargo, su hijo no encaminó su vida de la misma manera y, aunque fue criado en la fe judía, celebrando su Bar Mitzvah el 4 de marzo de 1950, no fue capaz de adaptarse a ella. A pesar de su alto coeficiente intelectual, nunca sacaba buenas notas en hebreo y, por ello, sus compañeros se metían con él, pues también "tenía sobrepeso, mala coordinación, era lento y llevaba gafas gruesas".

Poco a poco y según iba creciendo, la doctrina y los uniformes nazis comenzaron a llamar su atención. Prueba de ello son los cuadernos en los que dibujaba carros de combate y guardaba recortes de generales partidarios del "Führer" alemán. De esta manera, este judío evidenciaba su gusto por todo lo relacionado con lo castrense. Además se alistó en la Guardia Nacional, donde mostraba su amor por las armas, las prendas que vestía y todo lo relacionado con la burbuja militar de la que había conseguido formar parte, y solicitó entrar al West Point. Allí fue rechazado, pero no contento con la decisión de la cúpula del instituto militar, acudió a las filas de la 101ª Compañía Aerotransportada de Paracaidistas

La gente siguió metiéndose con él, nadie le tomaba en serio e intentó suicidarse tres veces, sin éxito. Una de esas veces, dejó una nota en la que mostraba su admiración por Hitler, por lo que la organización a la que había entrado decidió expulsando alegando problemas psicológicos y trastornos de conducta. Tras alcanzar la veintena, pasó a formar parte de grupos xenófobos y neonazis estadounidenses. Sus padres no daban crédito de lo que estaba ocurriendo en sus vidas y sobre todo, en la de su hijo, un fiel obseso del nazismo y del dirigente del Tercer Reich

El Ku Klux Klan nació tras la Guerra de Secesión estadounidense para defender la supremacía blanca y condenar la presencia negra en Estados Unidos
"El Ku Klux Klan nació tras la Guerra de Secesión estadounidense para defender la supremacía blanca y condenar la presencia negra en Estados Unidos"

"No hay nada en Estados Unidos que una matanza masiva no pueda currar", fue una de las frases que nunca tuvo miedo a soltar por su boca, haciendo gala de su radicalismo social. Hacia 1960, entró al Partido Nazi Americano y juró ante su cúpula su lealtad por el dictador centroeuropeo y por George Lincoln Rockwell, su fundador. Lo más sorprendente es que decidió no acompañarles más por ser demasiado "blando" en su programa.

Cuando empezó a hablar alemán de forma fluida, ya no había quien lo parara. El corresponsal de ABC en Washington a mediados de la década de los sesenta, José María Massip, lo describió como "un individuo brillante, inquieto y violento que para unirse al Partido Nazi Norteamericano tuvo que asegurar que tenía orígenes arios", al que pronto le aburrió y por ende, pasó a formar parte del Ku Klux Klan, cuya actividad en apoyo a los "débiles y oprimidos" había dejado de ser pacífica hacía mucho tiempo. 

Una vez dentro, condenó la reciente creación del Estado de Israel por ser "una de las cuevas desde las cuales el judaísmo internacional extiende sus tentáculos nefandos" y no dejó de realizar escritos llenos de alabanzas al militar austrohúngaro, en los que hacía un llamamiento al exterminio del pueblo judío en los Estados Unidos, cuya caza sería más "feroz y total que la que hizo la Alemania nazi". Su ideología tan radical le consolidó como el máximo dirigente del Ku Klux Klan en Nueva York, de ahí viene el descriptivo de "Gran Dragón". Tuvo tantos partidarios como enemigos y de hecho, se ganó muchos odios, entre ellos los del Comité Parlamentario de Actividades Antiamericanas

Palabras que el viento se llevó

El periodista encargado de destapar el caso le hizo una encerrona en una peluquería del mismo barrio donde se encontraba el centro en el que se había formado cuando era pequeño. Sabía que lo encontraría allí y por ello, no dudó en chantajearle con una copia del certificado de la boda judía de sus padres. Burros, no frunció el ceño, simplemente colocó su mano en el hombro de Phillips y le amenazó: "Si esto se publica tomaré represalias, ¿entiende usted? Iré y le mataré. No me importa lo que suceda después, porque de todos modos me habría arruinado y este es el futuro de mi vida".

El periodista de The New York Times hizo caso omiso a las amenazas de Dan Burros y publicó el reportaje, descandenando así su suicidio
"El periodista de The New York Times hizo caso omiso a las amenazas de Dan Burros y publicó el reportaje, descandenando así su suicidio"

Al periodista, le dio absolutamente igual. Sin ser presa del miedo, volvió a casa y comenzó a escribir con la vista puesta en un gran reportaje que resumía la historia de Barros a la perfección, de forma muy clara y contundente. Durante aquellos días, Burros no se quedó en su ciudad natal, sino que viajó a Pennsylvania para una reunirse con unos correligionarios, a los que expresó su preocupación por la polémica historia que estaba a punto de ver la luz y de hecho, les dijo que si salía publicado, no tendría problema en "volar el edificio del periódico y matar a ese reportero".

Ni con sus palabras hacia el periodista pudo evitar que ocurriera. Cuando fue al quiosco a comprar el diario dominical y comprobar si finalmente había decidido publicarlo, su sorpresa fue del todo negativa al comprobar que así se trataba. Directamente, sin mediar palabra con nadie, abrió la puerta del apartamento en el que estaba viviendo aquellos días de una patada, fue a su habitación, sacó una pistola de su mesa auxiliar de noche y se suicidó, asestándose a sí mismo dos disparos, uno en el pecho y el otro en la sien. 

Años más tarde, han sido muchos los que han recordado su historia y además de profundizar en ella, incluso la han llevado hasta el cine. Este es el caso del director de cine Henry Bean, quien basándose en la historia de Dan Barros, realizó en 2001 una adaptación en la gran pantalla, de la mano de Ryan Gosling. El actor canadiense interpretabó al personaje ficticio de Daniel Balint, protagonista de 'El Creyente' ('The Believer'). La producción ganó el Premio del Gran Jurado del Festival de Cine de Sundance ese mismo año. 

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