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Una limpiadora destruye una obra de arte que parecía un botellón

La obra de arte, expuesta en un museo italiano, era una crítica política y estaba compuesta por botellas vacías, cigarrillos y periódicos.

Mucha gente no entiende el arte contemporáneo y hay quien incluso lo tacha de basura. En este caso, de hecho, fue incluso tratado como tal. Una limpiadora dejó una sala como una patena tras encontrársela repleta de confeti, botellas vacías, restos de periódicos, cigarrillos y, en definitiva, lo que parecía ser los restos de una fiesta, sin saber que en realidad la sala en sí misma era una obra de arte. Una liada a la altura de Cecilia y el 'Ecce Homo' de Borja.

La obra '¿Dónde vamos a bailar esta noche?'
"La obra '¿Dónde vamos a bailar esta noche?'"

A decir verdad, a la señora de la limpieza le habían puesto un reto por delante que ni un examen de Bellasartes. La noche anterior había habido un evento en la galería y le dijeron a la mujer que limpiase el vestíbulo. "Obviamente pensó que esta sala era parte del vestíbulo", explicó Letizia Ragaglia, responsable del museo, a Alto Adige. Y, a decir verdad, la señora cumplió y muy bien con su trabajo, ya que incluso separó los residuos en botellas, plásticos y papel para ser reciclados.

Esto ocurrió en el Museo Bozen-Bolzano del norte de Italia. La obra de Sara Goldschmied y Eleonora Chiari, dos reconocidas artistas milanesas, lleva por nombre '¿Dónde vamos a bailar esta noche?' y es en realidad una crítica a la corrupción política y el hedonismo de los años 80. Aunque en un principio las artistas se mostraron enfadas, tres días después del suceso la obra ya estaba restaurada y abierta de nuevo al público.

La señora de la limpieza separo los residuos para reciclarlos
"La señora de la limpieza separo los residuos para reciclarlos"

No es la primera obra de arte tirada a la basura

Este tipo de sucesos sirven para remover el debate sobre qué es arte y qué no lo es, si bien el hecho de levantar este tipo de reacciones y provocaciones es uno de los propósitos del arte en sí mismo. En cualquier caso, no es la primera vez que ocurre algo así, para tranquilidad de la mujer de la limpieza.

1999 Una ama de casa y una pelea de almohadas

En 1999 una ama de casa de Gales, Christine De Ville, decidió conducir más de 300 kilómetros hasta Londres con un bote de Vanish bajo el brazo para limpiar una obra de arte que había visto por la tele, que consistía en una cama deshecha rodeada por botellas de vodka vacías y preservativos. De Ville no solo se sintió indignada por la obra, sino que además pensó que era una forma de mejorar la vida de la artista Tracey Emin, que "nunca encontraría un novio". La mujer fue detenida, al igual que otros jóvenes que habían comenzado una pelea de almohadas con partes de la obra, ganadora de un premio Turner y valorada hoy en día en más de 1,3 millones de euros.

Tracey Emin y su obra 'My Bed'
"Tracey Emin y su obra 'My Bed'"

2001 Un limpiador se deshace de la obra de Damien Hirst

"Cuando lo vi eché un suspiro porque había mucha suciedad", dijo Emmanuel Asare, el limpiador que no entendió que los montones de ceniceros, tazas de café a medias, cervezas vacías y periódicos no eran los restos de una fiesta sino una obra de arte de Damien Hirst. "No pensé ni por un segundo que pudiese ser una obra de arte, no me pareció que fuera arte. Así que lo metí en bolsas y lo tiré". En este caso, al artista le pareció muy divertido.

Una de las obras de Damien Hirst
"Una de las obras de Damien Hirst"

2004 Una bolsa llena de residuos sobre la existencia del arte

Gustav Metzger expuso una bolsa llena de restos de papel y cartón para representar la "existencia finita" del arte. Sin embargo, el limpiador del museo Tate Britain no debió entenderlo de la misma forma y tiró la bolsa a la basura. La bolsa fue reemplazada por una nueva.

La obra 'Arte autodestructivo' de Gustav Metzger
"La obra 'Arte autodestructivo' de Gustav Metzger"

2014 Una obra sobre el cambio climático es destruida

De nuevo en Italia, esta vez al sur del país, una obra compuesta por periódicos, cartones y hasta restos de galletas esparcidos por el suelo fue limpiada por los responsables de mantenimiento de la Sala Murat. El conjunto era una reflexión sobre el paisaje y el medioambiente y estaba valorada en unos 10.000 euros.

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