El Ministro de Hacienda y Función Pública, Cristóbal Montoro, presentó el pasado 30 de abril, en el último día de plazo, su Programa de Estabilidad 2018-2021 a Bruselas, dentro de la normativa de la Comisión Europea, que ordena a sus países miembros a realizar un informe de este tipo para controlar las cuentas y la viabilidad económica de los próximos años.
La tardía respuesta del Gobierno se explica por los numerosos cambios que ha tenido que hacer en las últimas horas, enmarcados dentro de las negociaciones por los Presupuestos Generales del Estado. El principal gasto con el que no contaban ha sido el de las pensiones, que subirán un 1,6% este año y un 1,5% el siguiente, tal y como acordaron con el PNV. Este incremento se suma al ya pactado con Ciudadanos del 3% para las pensiones mínimas.
En total, Montoro calcula que destinará 1.522 millones de euros en 2018 a las pensiones, y unos 1.800 millones en 2019. Para sufragar este gasto extra, el Gobierno adoptará una medida todavía no aprobada por el conjunto de la UE pero sí por sus principales potencias: un impuesto a las grandes empresas tecnológicas.
La idea es imponer una tarifa de un 3% sobre la facturación de determinados servicios digitales a aquellas multinacionales tecnológicas que obtengan ingresos superiores a los 750 millones de euros en todo el mundo y a los 50 en la UE. Con este impuesto se lograrían, según estimaciones del Ministerio de Hacienda, 600 millones en el presente año y 1.500 millones en el curso siguiente. Un total de 2.100 millones que servirían para solventar en gran parte los más de 3.000 millones de gasto por las pensiones en este mismo período.
Las previsiones del Gobierno, más que optimistas
En el Plan de Estabilidad presentado a Bruselas no solo vienen reflejados las denominadas "nuevas figuras tributarias" a las que hacíamos referencia. También el Gobierno aporta previsiones sobre el futuro próximo del país. Y todas ellas destacan por un aspecto, el de ser demasiado optimistas.
Entre las 114 hojas del informe, el Ejecutivo asegura que el déficit público, que actualmente se encuentra al 3,1% (el peor de Europa), bajará en 2018 al 2,2%, y en 2019 al 1,3%. En 2020 mantendrá esa línea con solo el 0,5%, y en 2021 se producirá incluso un superávit de un 0,1%.
La deuda pública, analizando el Plan de Estabilidad entregado, seguirá reduciéndose de manera firme. En 2021 se espera estar por debajo de la barrera del 90% por primera vez desde 2012. La cifra actual es del 98,3%.
También el paro evolucionará favorablemente los próximos años. Del 16,4% de 2017 pasaremos al 15% en 2018, al 13,4% en 2019, al 12% en 2020 y al 10,7% en 2021. Ahora solo queda esperar a ver si todos estos datos tan positivos realmente se cumplen o son previsiones a la alza.
