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'First Dates', un ejemplo de normalización y visibilización

El programa de Cuatro se esfuerza en dar proyección a diferentes colectivos marginados, hasta ahora, en televisión.

Se trata del espacio que ha revolucionado la parrilla televisiva y que suma adeptos cada noche frente al televisor. 'First Dates' (Cuatro) es aire fresco en nuestra televisión. Con su apuesta, la cadena ha revolucionado el access prime time en los últimos meses gracias a un programa que, a priori, no prometía aportar nada nuevo. Carlos Sobera, como maestro de ceremonias y celestino al mismo tiempo, se encarga de organizar citas a ciegas en un acogedor restaurante de Madrid.

Los protagonistas no se conocen entre sí y, en ocasiones, ni siquiera tienen nada en común. Pero disfrutan de una amable velada y unos minutos más tarde deciden si quieren seguir conociéndose o no una vez fuera del programa. La clave, cómo no, está en el perfil de los participantes. Y es que en 'First Dates' cabe de todo.

La integración de colectivos marginados en televisión

Marcos y Sophie, ejemplo de visibilización en 'First Dates'
"Marcos y Sophie, ejemplo de visibilización en 'First Dates'"

Su éxito y su magia radica, sin lugar a dudas, en el casting elegido para participar en el programa. Perfiles disparatados y una narración de las citas en clave de humor han conducido a 'First Dates' a convertirse en uno de los programas de referencia a la hora de la cena. Su estética y su sentido del humor sigue la estela de otros programas de la cadena como '¿Quién quiere casarse con mi hijo?', aunque el casting es una vuelta de tuerca.

En un contexto en el que las agresiones homófobas en nuestro país se han disparado como no ocurría en años, el programa luce con orgullo su defensa hacia el colectivo LGTB. Y no lo hace en vano, pues todas las semanas ofrece un ejemplo de visibilización en horario de máxima audiencia que buena falta sigue haciendo en España.

El programa maneja conceptos como poliamor o intersexualidad en un contexto de normalización que hace reflexionar, de manera inevitable al espectador y a la crítica. El pasado mes de octubre, el programa terminó de rizar el rizo uniendo a un transexual pansexual y a un intersexual con aspecto masculino que, en realidad, era una chica. Una amalgama que se resolvió, para sorpresa del espectador, con la mayor normalidad posible.

Marcos nació siendo chica, pero ahora disfruta de su verdadera identidad de género y se define como pansexual porque no siente "preferencia ni por los hombres ni por las mujeres". A su lado, Sophie es intersexual y, aun contando con ambos sexos, sus padres prefirieron asignarle el género masculino. Ahora espera a someterse a una operación de reasignación de sexo.

Las redes sociales aplaudieron la iniciativa y muchos medios de comunicación se hicieron eco de lo sucedido en el programa. Era la primera vez que se visibilizaba de manera natural la transexualidad, la pansexualidad y la intersexualidad. Y todo al mismo tiempo, en televisión.

La discapacidad también está presente

Lo verdaderamente revolucionario habría sido ver una cita de una persona sin discapacidad con otra discapacitada
"Lo verdaderamente revolucionario habría sido ver una cita de una persona sin discapacidad con otra discapacitada"

Unas semanas después, el restaurante de 'First Dates' acogió en sus mesas a dos comensales con una discapacidad auditiva. Fedja se quedó sordo tras estallar una bomba muy cerca de él mientras se encontraba en Bosnia; por su parte, Rocío nació con una enfermedad en sus oídos que no le deja escuchar.

La velada fue traducida al castellano por una intérprete y los espectadores no perdieron detalle de lo sucedido entre ambos. Durante la cena, los protagonistas pudieron disfrutar, incluso, de un concierto en lengua de signos que terminó de cautivar al público.

La integración no es lo mismo que la inclusión

El programa se esfuerza en dar proyección a diferentes colectivos marginados
"El programa se esfuerza en dar proyección a diferentes colectivos marginados"

Aunque buena parte de la audiencia ha valorado positivamente este tipo de iniciativas por parte del programa, lo cierto es que también hay espectadores que han criticado con vehemencia las consecuencias de un proceso de integración que, en realidad, no hace ningún favor a la necesaria inclusión de estos colectivos en la sociedad generalizada.

Hay que saber diferenciar entre integración e inclusión. Mientras que la primera fomenta la participación de colectivos marginados en la sociedad, la inclusión va un paso más allá, pues se trata de potenciar la igualdad de oportunidades de todas las personas, tratando a los diversos colectivos minoritarios como un todo que forme parte de nuestra sociedad.

Las principales críticas se centran en la estereotipación que, supuestamente, el programa ha manejado en este tipo de iniciativas. Aunque proyectadas con buena intención, 'First Dates' ha caído en la trampa de juntar a transexuales con intersexuales, y a sordos con sordos. Quizá lo verdaderamente revolucionario habría sido ver una cita de una persona sin discapacidad con otra con una discapacidad auditiva.

No obstante, este detalle no debe ensombrecer la gran labor que el programa hace cada día por la visibilización de las diferentes formas de vida que sus participantes practican, siempre desde una perspectiva normalizada, alejada de sensacionalismos y morbosidad.

Lo que debían aprender otros programas de televisión

Todos los perfiles aben en 'First Dates'
"Todos los perfiles aben en 'First Dates'"

La integración de este tipo de colectivos en televisión es todavía una tarea pendiente. El programa de Cuatro es toda una excepción. A su lado, 'Mujeres y hombres y viceversa' evidencia la falta de innovación entre los perfiles de sus participantes. Dejando a un lado la mecánica del concurso y sus tramas, tachadas en muchas ocasiones de fomentar el machismo e incluso la cultura de la violación, el programa funciona como un contenedor de jóvenes clones.

Chicas explosivas, sobremaquilladas y delgadas, y chicos musculados, extremadamente masculinos y heterosexuales. El perfil está sobreexplotado y es hora de innovar. Quizá va siendo hora de incorporar a participantes homosexuales, o de edades más maduras y con unos kilos de más. Lo mismo debe aprender 'Gran Hermano', que se estanca en un casting con personalidades y perfiles casi idénticos.

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