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Compra una tarjeta navideña y encuentra la firma de unos prisioneros chinos pidiendo ayuda

Los presos mencionan al experiodista Peter Humphrey y denuncian que el Estado chino les explota por intereses privados.

Compra una tarjeta navideña y encuentra la firma de unos prisioneros chinos pidiendo ayuda

La cadena británica de supermercados Tesco ha descubierto algo insólito en los últimos días: una niña ha encontrado un mensaje estremecedor en una de sus tarjetas navideñas escrito por un grupo de prisioneros extranjeros en la cárcel de Qingpu (Shanghai). Se trata del personal que ha fabricado estas postales, denunciando su situación. Ahora, la producción se ha parado en plena campaña navideña hasta esclarecer los hechos.

Cuando Florence Widdicombe abrió la tarjeta para escribirla, con el fin de mandársela a alguno de sus allegados, se llevó una tremenda sorpresa. No se lo podía creer y su familia tampoco. El aviso lo decía bien claro, estas personas necesitaban ayuda y no dudaron en escribirlo de manera directa. "Por favor, ayudadnos y haced llegar la noticia a alguna organización de derechos humanos", rezaba el anónimo, escrito en mayúscula y en lengua de Shakespeare. La familia pensó que estaban siendo víctimas de una broma, pero nada más lejos de la realidad.

Es lo último que Widdicombe esperaba encontrar en una postal navideña que tenía por portada la imagen de un gato con un gorro de Papá Noel. Son fechas especiales por la gran afluencia de tarjetas que entran y salen de los supermercados con motivo de las fiestas navideñas pues, normalmente, acompañan los regalos que amigos y familiares se intercambian. De hecho, era la séptima tarjeta que se disponía a completar y formaba parte de una colección de 20. A sus seis años, ella no fue capaz de comprender bien por qué ese desesperado mensaje de socorro estaba en la tarjeta que había comprado en uno de los establecimientos de la mayor cadena británica de supermercados.

Las últimas investigaciones han revelado que estas personas estarían realizando trabajos para ciertas compañías, obligadas por las autoridades penitenciarias por las que son vigilados cada día y sin el conocimiento de las sociedades que lo venden en sus establecimientos. Las investigaciones giran en torno a la figura de Peter Humphrey, un experiodista británico que también estuvo encarcelado en la citada prisión tras investigar un caso de irregularidad corporativa que involucraba a una empresaria china. El primero que dio con él fue Ben, el padre de la niña, a través de Linkedin. 

"Un lucrativo centro de beneficios para el Estado chino"

Humphrey, investigado e interrogado por las autoridades nada más conocer lo ocurrido, afirmó no saber nada sobre lo que acontece allí actualmente, aunque sí que ha difundido su propia experiencia durante dos años en el centro penitenciario donde estos esclavos dicen estar recluidos. Permaneció en esta cárcel de China entre 2015 y 2017, tras ser juzgado por los tribunales del país asiático.

Según desvela, existe "una red secreta de arreglos empresariales que han convertido el sistema penitenciario en un lucrativo centro de beneficios para el Estado", que esconden muy bien cuando se trata de la producción de bienes baratos, cuya mano de obra es directamente encontrada por subcontratas

El mensaje sacaba a la luz la terrible situación a la que se enfrentan muchas personas al otro lado del mundo
"El mensaje sacaba a la luz la terrible situación a la que se enfrentan muchas personas al otro lado del mundo"

El suceso vuelve a poner sobre la mesa la esclavitud que otros muchos han sacado a la luz en determinadas ocasiones a lo largo de los últimos años, un problema principal del capitalismo incesante al que occidente se enfrenta cada día y que desgraciadamente, afecta de forma negativa a países de Asia donde muchas personas son explotadas en fábricas a las que ni siquiera sus principales clientes tienen acceso.

Una falta de control que indudablemente le saca los colores a la compañía y pone en duda la responsabilidad que ejercen sobre sus proveedores. Uno de los principales problemas que existen se sitúa en torno al hecho de que los auditores independientes no pueden entrar a ninguna de las prisiones del país. 

Tesco se ha defendido de las acusaciones asegurando que no encontraron nada extraño cuando hace algo más de un mes realizaron la última auditoría con la firma de impresión Zhejiang Yuanguang, el proveedor de estas postales navideñas. Su sede está ubicada a 100 kilómetros de la mencionada prisión. Aseguran que de haber dado parte de lo que estaba ocurriendo, no habrían tardado ni un segundo en romper el acuerdo que mantenían con ellos. 

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