El 13 de noviembre se cumplen 20 años del desastre del Prestige. Aquel barco cargado de petróleo se partió en dos y se hundió frente a las costas de Galicia derramando alrededor de 65 mil toneladas de petróleo.
El petróleo que se vertió creó una masa negra al mezclarse con el agua que se pegaba a las rocas, las playas y los animales, lo cual se conoció como "chapapote". Este accidente afectó a 2.000 kilómetros de costa española y también a la francesa y la portuguesa.
El fatídico día
El desastre del Prestige tuvo lugar un fatídico 13 de noviembre de 2002. El barco había navegado durante días haciendo frente a una gran tormenta, lo que hizo que sufriera una entrada de agua a través del casco del barco. Ante esto, a las 15 horas de ese día, el barco petrolero con la bandera de Bahamas lanzó un SOS a 50 kilómetros de la costa gallega de Finesterre.
El petróleo empezó a filtrarse esa misma tarde, contaminando las aguas del Atlántico a grandes niveles y con una rapidez fulminante. De hecho, según GreenPeace, al final del día de la tragedia el barco ya había perdido 6.000 toneladas de crudo y, consecuentemente, formado una mancha de 10 kilómetros de largo y 300 metros de ancho.
Ante la llamada de socorro, el Gobierno se puso como primer objetivo alejar la embarcación de las costas españolas para que sufrieran los mínimos daños posibles. Con este fin se iniciaron maniobras que terminaron seis días después con el hundimiento del Prestige a 250 km de la costa gallega. Desde el 13 de noviembre hasta el 19, el barco no dejó de volcar petróleo en el mar. Y años después de la tragedia, siguen apareciendo restos de petróleo del Prestige tanto de forma superficial como en el sedimento.
Las consecuencias ecológicas
GreenPeace denuncia al hundimiento del Prestige como el mayor desastre ecológico que han sufrido las costas españolas.
El chapapote afectó a la totalidad del litoral norte del país. Pero no solo eso, sino que el desastre impactó ecológicamente contra toda la zona, afectando también a animales, especialmente a las aves. Entre 115 mil y 230 mil ejemplares de aves sufrieron las consecuencias del desastre, convirtiéndolo así en uno de los peores vertido s a nivel mundial en relación a la mortalidad aguda de estos animales.
Así lo demuestra un informe de la Sociedad Española de Ornitología en el que se afirma que, entre el 16 de noviembre de 2002, cuando se recogió el primer ave petroleada, hasta el 31 de agosto de 2003, se registraron 23.181 aves afectadas (6.120 vivas y 17.061 muertas) correspondientes a más de 90 especies. Galicia fue la región que recibió mayor número de aves afectadas (el 50%).
Otros animales como los mejillones, las almejas o las coquinas también sufrieron la contaminación de las aguas. Asimismo, equinodernos, crustáceos y algunos peces no se libraron tampoco de lo sucedido.
La respuesta de la sociedad
El desastre creó una ola de solidaridad en todo el país. Según la Xunta de Galicia, en el litoral afectado se realizaron más de 327.000 acciones voluntarias entre noviembre de 2002 y julio de 2003. Todas estas personas acudieron a las costas gallegas para ayudar a limpiar el chapapote con sus propias manos, trabajando durante varios meses.
El sector marítimo también se involucró. Se hicieron embarcaciones para frenar la marea negra y así evitar que entrara en las rías y en los bancos marisqueros gallegos.
Hay que recordar también la creación de 'Nunca Máis', una plataforma ciudadana que nació con el objetivo de denunciar la situación y reclamar responsabilidades políticas y judiciales. Esta protesta llegó hasta Madrid, donde cerca de 300 mil personas se reunieron en febrero de 2003 en un manifestación por el desastre del Prestige.
