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Condenado a cadena perpetua por asesinar a golpes a su hija de cuatro meses porque "no paraba de llorar"

Jordan Lee cambió dos veces de versión: aseguró que todo había sido un accidente hasta que finalmente se descubrió la realidad.

Condenado a cadena perpetua por asesinar a golpes a su hija de cuatro meses porque "no paraba de llorar"

Redacción

04 Agosto 2021 19:06

Jordan Lee, un hombre de 29 años, ha sido condenado a cadena perpetua tras haber sido declarado culpable del asesinato de su hija, Willow Lee, de tan solo cuatro meses de edad. Los hechos se produjeron en la ciudad de Blakpool, en el condado de Lancashire, Inglaterra. La condena cuenta con un período mínimo de 16 años para optar a la libertad condicional.

Los hechos ocurrieron en diciembre de 2020, cuando la policía se personó en su domicilio. Alertados por los vecinos, que habían escuchado el llanto de un bebé, gritos del padre y varios golpes; los agentes encontraron al condenado con varias lesiones por el cuerpo.

Fue entonces cuando los agentes trasladaron a la pequeña al Hospital principal de Blackpool y, desde allí, al Hospital infantil Alder Hey, donde falleció tres días después como consecuencia de los fuertes traumatismos en su cabeza.

Cambio de versión del padre ante la policía

La detención de Jordan Lee se produjo por intento de aseisnato. Durante el interrogatorio, el padre afirmó que la pequeña se había caído del sofá. Algo que no cuadra con las pruebas del cuerpo de la niña, que reveló una lesión traumática en la cabeza.

La lesión no se podía haber producido por un simple accidente y posiblemente habrían entrado otros factores como un zarandeo o un fuerte golpe. Jordan Lee, cuando conoció este hecho, cambió su propio testimonio y aseguró que la menor sufrió un nuevo accidente cuando la subió al primer piso de la casa.

Los informes derivados de la investigación sacaron evidencias que ponían en tela de juicio las versiones del padre. La pequeña tenía hematomas en varias partes de su cuerpo. Muestras de que había sido agarrada, pellizcada, golpeada o abofeteada.

Las nuevas pruebas determinaron, según figura en el escrito de acusación, que "había causado un inmenso dolor y sufrimiento" y que fueron el desencadenante de su muerte varios días después. El jurado fue claro. No creyó las versiones del padre en ningún momento y le declaró culpable. Con ello, el Tribunal de La Corona de Presto le condenó a cadena perpetua con un período mínimo de 16 años para optar a la libertad condicional.

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