Chile ha vuelto a rechazar este domingo 17 de diciembre la propuesta de una nueva Constitución y ratifica así la sancionada por el dictador Augusto Pinochet en 1980, reformada por el socialdemócrata Ricardo Lagos en 2005.
Con más del 99,65% de los votos escrutados, el 55,76% de los electores rechazó un texto con sello conservador, elaborado por un órgano liderado por la ultraderecha y la derecha tradicional. Todo ello frente al 44,24% que optó por aprobarlo.
"Cuando perdemos, perdemos, y esta noche una gran mayoría de chilenos ha rechazado nuestra propuesta. Reconocemos con claridad y humildad, fracasamos en convencer a los chilenos de que esta Constitución era mejor que la vigente", declaró José Antonio Kast, líder de la derecha dura.
La propuesta de 2022 había sido arrancada por la izquierda en torno al presidente Gabriel Boric y fue rechazada por el 62% de los votantes. Ahora, la de 2023 impulsada por el ultraconservador José Antonio Kast, tampoco ha tenido éxito. "No hay nada que celebrar, porque el gobierno y la izquierda no tienen nada que celebrar. El daño que le han hecho a Chile es inmenso y costará décadas repararlo", añadía Kast.
Fin de los intentos, por ahora
Tras lo sucedido, la opción de aprobar el nuevo texto se cierra al menos durante la presidencia de Gabriel Boric (2022-2026), ya que el mandatario socialista ha dicho que no impulsará un tercer proceso constituyente.
El partido conservador Unión Demócrata Independiente (UDI), que hizo campaña a favor de la nueva propuesta, fue el primero en salir a reconocer los resultados y su líder, Javier Macaya, dijo que los chilenos "no quieren cambios constitucionales ni tampoco refundacionales". "Hay un cansancio institucional", sentencia.
"Se cierra el proceso constitucional. Y el cierre del proceso constitucional debería general un mejor clima para el entendimiento, convoco a ello a todas las fuerzas políticas", señaló Gabriel Boric.
Propuestas del nuevo texto
El documento se ha presentado ante la población sin contar con el consenso de las diferentes fuerzas políticas que forman el Consejo Constitucional, y según las fuerzas de la derecha, representa una mejora al texto vigente debido a que se preocupa por las demandas actuales de la ciudadanía, como la seguridad o la migración.
La propuesta añade el derecho a vivir en un entorno seguro y el deber del Estado de garantizar una protección efectiva "contra la delincuencia, especialmente contra el terrorismo y la violencia criminal organizada". Además, recoge la expulsión "en el menor tiempo posible" de los extranjeros que ingresen de forma clandestina al país, y crea una Policía Fronteriza y una Fiscalía Supraterritorial contra el crimen organizado, lo que favorece a las personas con más ingresos.
Por su parte, la izquierda aseguraba que el nuevo texto era "dogmático" y profundizaba en el modelo neoliberal implantado durante el régimen militar. "Prefiero algo malo que algo pésimo", declaró la expresidenta socialista Michelle Bachelet (2006-2010 y 2014-2018) tras depositar su voto este domingo 17 de diciembre.
