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Los aborígenes de Nueva Guinea practican la menstruación masculina... con un cangrejo

Lo hacen para purificarse de las mujeres, como entienden que ellas hacen con la menstruación femenina.

Si creemos que 'Furor' era la cima de la guerra de sexos, es porque no conocemos lo que sucede en la isla de Wogeo, Nueva Guinea. Allí, hombres y mujeres ven a sus contrarios como eje del mal, un mal con el que deben relacionarse obligatoriamente. La 'contaminación' a la que se exponen mujeres y hombres cada día al realizar actividades con el sexo opuesto tiene que ser depurada en algún momento, según las creencias de la zona. 

Ese momento llega para ellas con la menstruación, que supone una purificación que les permite 'limpiar' su cuerpo cada mes. No solo eso, sino que con la regla las mujeres entran en un trance espiritual conocido como 'rekarek', por el cual tienen un poder con el que pueden llegar a matar con el mero contacto. 

La menstruación masculina, solo posible gracias a los cangrejos

Los hombres de Wogeo estaban en clara desventaja, ya que el 'rekarek' aportaba al sexo femenino una fortaleza ilimitada, por lo que decidieron practicar también la menstruación. El problema es que el sangrado en las mujeres es algo natural, pero no en los hombres. ¿Cuál fue la solución? Un cangrejo

Diversos estudios europeos del siglo XX reflejan este proceso
"Diversos estudios europeos del siglo XX reflejan este proceso"

No sabemos a quién se le ocurrió la idea, pero sí que se convirtió en una tradición. Para lograr la menstruación masculina, los aborígenes de Nueva Guinea periódicamente le arrancan una de las garras a un cangrejo que atrapan. Ese mismo día, permanecen en ayunas para facilitar el trance espiritual.

A última hora de la tarde comienza el ritual. El hombre debe alejarse a una playa solitaria y esperar a que el agua le llegue a las rodillas. Cuando la marea ha subido a ese punto, realiza una subincisión en la parte inferior del pene, un corte desde la uretra a la base. La sangre que brote debe esparcirse por el mar, sin rozar sus dedos o sus piernas. 

Una vez la sal del mar cure un poco la herida, aquel que haya hecho el rito deberá taparse la misma con las hojas de los árboles y regresar al pueblo. El sexo estará prohibido desde entonces hasta la próxima luna nueva, pero a cambio obtendrán la purificación tan deseada. ¿Quién se apunta?

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