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La OMS deja de considerar la transexualidad como una enfermedad mental

Hito en la historia de la lucha LGTBI: la Organización Mundial de la Salud deja de considerar la transexualidad como una enfermedad mental.

La Organización Mundial de la Salud ha publicado la nueva edición de su manual de enfermedades y, por fin, después de largos años de lucha la transexualidad ha salido del capítulo de trastornos y pasa a formar parte de un epígrafe denominado como condiciones relativas a la salud sexual.

Aunque pase a llamarse ahora "incongruencia de género", se trata de un avance en el camino de la despatologización de la transexualidad. Entrará en vigor en 2022 y sustituirá la vigente desde 1990, año que la homosexualidad dejó de ser una enfermedad.

Una lucha histórica

Las transexualidad deja de ser considerada una enfermedad mental
"Las transexualidad deja de ser considerada una enfermedad mental"

Es una de las grandes reclamaciones de la lucha LGTBI que acaba con la terrible filosofía que subyace en la mayoría de leyes del mundo. La OMS se ha alejado del concepto de enfermedad y pone la transexualidad como una nueva situación para que pueda estar en contactos con los servicios de salud y dentro de la seguridad social pública.

La CIE-11, que lleva elaborándose más de 10 años, incorpora lo que llamará ahora "incongruencia de género" en el capítulo titulado condiciones relativas a la salud sexual que estará junto a conceptos como disfunciones sexuales y transtornos relacionados con dolencias sexuales.

Además, no sólo cambiará el nombre, también la definiciión. Antes, la OMS defininía la transexualidad como "un deseo de vivir y ser aceptado como miembro del sexo opuesto, por lo general acompañado de malestar o desacuerdo con el sexo anatómico, y de deseo de someterse a tratamiento quirúrgico u hormonal para hacer que el propio cuerpo concuerde lo más posible con el sexo preferido". Pero ahora, será:

Una incongruencia marcada y persistente entre el género experimentado del individuo y el sexo asignado, que a menudo conduce a un deseo de 'transición' para vivir y ser aceptado como una persona del género experimentado a través del tratamiento hormonal, la cirugía u otras prestaciones sanitarias para alinear el cuerpo, tanto como se desee y en la medida de lo posible, con el género experimentado. El diagnóstico no puede asignarse antes del inicio de la pubertad. El comportamiento y las preferencias de género por sí solas no son una base para asignar el diagnóstico

Finalmente, la CIE-11 se presentará en la Asamblea Mundial de la Salud en mayo de 2019 y entrará en vigor el 1 de enero de 2022. Esta presentación es un avance que permitirá a los países planificar la nueva versión, hacer las traducciones y planificar a los profesionales de cada país.

Esta modificación tan luchada es un logro para el colectivo LGTBI, sobretodo la letra T, de transexualidad, que seguirá avanzando en la despatologización total pero que, sin duda, es una gran noticia.

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