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¿Está el mundo preparado para un Dumbledore gay?

Finalmente, la segunda entrega de la saga 'Animales fantásticos' no tratará el hecho de que Dumbledore sea gay. No "explícitamente", dicen.

Que en 2017 'Moonlight' se convirtiese en el primer largometraje con temática claramente LGBT en ganar el Oscar a la Mejor Película en toda la historia del certamen, dice mucho de cómo anda la lucha social y la reivindicación de los derechos del colectivo LGTB. Si nos ponemos a echar la vista atrás, es evidente que podemos comprobar cómo la sociedad ha avanzado y llegado a transformar las cuestiones de género y orientación sexual en una (aparente) normalidad, frente a la estigmatización que se ha venido sufriendo durante siglos y contra la que se ha luchado en una batalla que, de momento, parece no tener fin, al menos en un futuro cercano.

'Moonlight', de Barry Jenkins
"'Moonlight', de Barry Jenkins"

A día de hoy, y poniendo el foco en la sociedad occidental, sería mentira decir que la representación LGTB en el cine y la televisión no ha conseguido ganarle terreno a los arquetipos heteronormativos. Pese a ello, es más que evidente ver que todavía queda mucho camino por recorrer, pero son muchos los factores que indican que estamos yendo por el buen camino.

Algunos ejemplos actuales son los que permiten que podamos vivir cierta euforia por el éxito del que puede presumir el cine (siempre desde una perspectiva indie) con temática LGTB. Con 'Call me by your name' y 'Una mujer fantástica' en la carrera de los Oscar (la primera, un romance intergeneracional entre dos hombres; la segunda, un drama de superación personal con una protagonista transexual), o el estreno comercial de '120 pulsaciones por minuto' (que cuenta la lucha de un grupo de activistas para concienciar sobre el VIH en el París de los 90), podría decirse que lavisibilidad del colectivo está más que presente, algo que muchos podían augurar que conseguiría mayor amplitud en su foco desde una vertiente tan mainstream como lo es la nueva explotación del universo de Harry Potter en pantalla.

Una oportunidad perdida

Por si alguien anda perdido en el tema, habría que remontarse una década atrás en el tiempo, momento en el que J.K. Rowling respondió acerca de la sexualidad de Dumbledore que "siempre había pensado en él como un hombre gay". Ahora, siete años después del final de la saga cinematográfica protagonizada por Daniel Radcliffe, Warner Bros ha pasado a seguir explorando el universo creado por Rowling a través de una nueva saga, la de 'Animales fantásticos', que sirve como precuela a lo que hasta ahora habíamos visto.

Albus Dumbledore en la saga Harry Potter
"Albus Dumbledore en la saga Harry Potter"

Después de convertir la primera entrega, 'Animales fantásticos y dónde encontrarlos' en todo un éxito, con el anuncio de la segunda, 'Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald', fueron muchos quienes dieron por hecho que la cuota de personajes LGTB llegaría con el reconocimiento que merece para el público general. ¿Por qué? Porque el Grindelwald del título (a quien encarna Johnny Depp) fue, en el pasado de las novelas de Harry Potter, de quien estuvo enamorado Dumbledore. Pese a que eso no fuese tratado de forma directa por la autora, la historia de admiración entre ambos llegó convertirse una serie de sentimientos que Grindelwald (quien no sentía lo mismo que él) utilizó para manipular a Dumbledore. La luego eterna rivalidad entre ambos nacería a raíz de la trágica muerte de la hermana de Dumbledore, causada en parte por culpa de Grindelwald.

Hasta aquí todo parecía ir bien. Y si tenemos en cuenta que en la secuela de 'Animales fantásticos' el personaje de Depp tendrá gran peso, tan solo hacía falta atar cabos para deducir que, de alguna forma u otra, por fin íbamos a conocer en primera persona esa historia de amor (o de no amor) entre ambos personajes. Con el joven Dumbledore interpretado por Jude Law, parecía que la cuota de personajes LGTB iba elevarse de forma considerada, teniendo en cuenta sobre todo que, como bien ya se ha mencionado, la saga tiene alma de producto mainstream. ¿Y qué hay mejor que una película que podrá verse en todo el mundo por un abanico de público de todas las edades para tener como protagonista a un personaje gay? Pues según el criterio de sus responsables, no hay nada de bueno en eso.

Necesaria visibilidad LGTBI en el cine mainstream

A base de eufemismos, en una entrevista concedida a Indiewire, el propio director de la película, David Yates, confirmó que su Dumbledore no sería gay. Al menos "no explícitamente". Porque todos sabemos que convertir a un gran hechicero en homosexual sería inviable. En 2018. Eso es lo primero que debió pensar Yates, quien tras su escudo de lo políticamente correcto, e intentando contentar a todo el mundo, se escudó en que "es algo que todos los fans ya saben", algo que suena más a "mejor no meterme yo en este fango porque total, no importan los sentimientos de un mago al que le gustan los hombres aunque si fuese heterosexual ya estaríamos locos por fichar a [inserta el nombre de tu actriz favorita] para que fuese la pareja en la ficción de Dumbledore y hacer que todos los fans se vuelvan locos con el shippeo".

Jude Law como el joven Dumbledore en 'Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald', de David Yates
"Jude Law como el joven Dumbledore en 'Animales fantásticos: Los crímenes de Grindelwald', de David Yates"

Porque, tristemente, las cosas son así. Si Rowling hubiese dejado caer en su día que Dumbledore tuvo una relación tormentosa con una mujer X, desde el estudio ya se habrían encargado de sacarse de la manga a un personaje random con el fin de acabar sucumbiendo a los estrictos códigos heteronormativos por los que se sigue rigiendo el cine más comercial.

Porque si los fans ya saben que el personaje es gay, no hace falta ahondar más en ello. Como si con la mera representación del mismo ya se estuviese dando la visibilidad que merece el colectivo LGBT. Porque, ¿para qué ser explícitos si podemos jugar a la ambigüedad? Eso ya se hacía en el cine de los cuarenta. Y ha pasado ya más de medio siglo como para tener que seguir en esa tónica cuando hablamos de personajes abiertamente gays (o transexuales, o bisexuales) en el celuloide, más allá de la representación a base de clichés y tópicos.

Quizá, el problema del revuelo que ha causado la noticia sea debido a que el público haya ido un paso más allá a la hora de esperarse lo que desde un gran estudio (no olvidemos, y sin que sirva de argumento para excusarlo, que 'Animales fantásticos' está destinada a cubrir un abanico de espectadores de todas las edades) se viene a ofrecer. Aunque en los tiempos que corren, y con películas como 'Brokeback Mountain', 'La vida de Adèle' o 'Carol' (solo por citar algunas) convertidas en objeto de culto que han tratado con total naturalidad las relaciones entre personas del mismo sexo, parecía que el colectivo LGTB estaba haciéndose con su merecido hueco en el cine mainstream.

Cabe esperar que lo de 'Moonlight' no fuese un espejismo y que, tarde o temprano, las barreras de la heteronormatividad vayan derribándose como es debido en Hollywood (y, por ende, en el resto de la industria), porque está bien que Dumbledore sea gay (pese a que no haga falta ahondar en sus relaciones personales), ya que como dijo la propia J.K. Rowling en 2015, en referencia a la revelación de la orientación sexual del mago, "las personas gays se parecen a... otras personas". Evidentemente, querida, pero tampoco pasaría nada si esa diversidad se viese representada en pantalla con la misma naturalidad con la que se plasmó la de, no sé, Ron y Hermione, por ejemplo.

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