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Política

El giro de estrategia de Podemos: de la indignación de Iglesias al talante de Díaz y Belarra

La formación morada renueva su liderazgo con un tono menos combativo y más institucional que en la anterior etapa.

El giro de estrategia de Podemos: de la indignación de Iglesias al talante de Díaz y Belarra

Podemos enfrenta un giro de estrategia con el que espera garantizar su supervivencia en pleno retroceso electoral. Los resultados del 4 de mayo en la Comunidad de Madrid, donde fueron la última fuerza política con Pablo Iglesias como candidato (Más Madrid 'sorpassó' al PSOE), supusieron un duro golpe para los morados. Todo ello se suma a las tradiciones históricas en Europa: en las coaliciones, el grande se come al pequeño, que puede quedar muy debilitado en los próximos ciclos electorales.

Todo esto se suma al espejo de Ciudadanos: ¿qué sucederá con Podemos tras la marcha de la figura que lanzó la marca a la primera línea política? Ambos partidos compartieron un gran cariz personalista y, mientras que los naranjas se están viendo absorbidos principalmente por el PP; Podemos corre serio riesgo de terminar en una especie de proceso similar al declive de IU tras Julio Anguita; o una absorción por parte de Más País si este partido consigue despuntar.

Todo ello, sin embargo, queda en duda con el cambio de estrategia que se aprecia urgente en el trabajo de las nuevas mujeres que han tomado las riendas del partido. La bicefalia de Ione Belarra y Yolanda Díaz parece sentar bien al partido: la primera es quien ofrece un perfil más político, sin llegar a los extremos de Pablo Iglesias, mientras que la segunda se centra en la gestión y en ofrecer una marca que puede venderse como oferta de Gobierno.

Los cambios han sido evidentes desde la marcha de Iglesias. Los desencuentros en el Gobierno de coalición continúan, sí, pero ya no se airean en todos los medios de comunicación: se arreglan en los Consejos de Ministros.

Podemos ha cambiado su modo de actuar institucionalmente desde la salida de Iglesias
"Podemos ha cambiado su modo de actuar institucionalmente desde la salida de Iglesias"

Uno de los cambios más evidentes se ha notado con la puesta en marcha de la ley de vivienda y la fijación de un máximo en los precios del alquiler. Mientras que en la anterior etapa había una exposición constante y notoria sobre las divergencias entre PSOE y Podemos en este asunto; Díaz y Belarra están gestionando de otra manera: no han movido un ápice de la negociación, pero han bajado la presencia mediática y se dedican a presionar en las deliberaciones del Ejecutivo. Las únicas críticas públicas, lejos del tono de indignación, se reducen a comentarios que siempre expone Belarra, como decir que está "cansada de arrastrar" al PSOE a definir la norma.

Al fin y al cabo, los movimientos de Podemos son una especie de enmienda hacia lo realizado durante los últimos años. Más labor institucional y menor indignación. Otro ejemplo: No ha habido respuesta a las devoluciones en caliente a Marruecos durante la apertura indiscriminada de la frontera ante la llegada de Brahim Ghali: en vez de ello, se ha trabajado para acordar con comunidades de todo signo el traslado de 200 menores acogidos en Ceuta para aliviar la presión de las instituciones de la ciudad.

Tender puentes con los socios tradicionales para volver a unir a la izquierda del PSOE

Otro de los retos del nuevo dúo Belarra-Díaz es volver a unir a la izquierda del PSOE. Las alarmas llevan tiempo saltando en Podemos por los movimientos que realiza la alcaldesa de Barcelona y líder de los comunes, Ada Colau. Recientemente ha incorporado su partido al movimiento de los Verdes europeos, precisamente la corriente a la que pertenece Errejón. La sintonía entre ambos es buena.

Yolanda Díaz viajó recientemente a Barcelona para mantener un encuentro con Colau y restablecer unas relaciones que, entre la regidora e Iglesias, se habían deteriorado durante los últimos meses de manera destacada, sobre todo por la manera en la que se iba a afrontar la campaña catalana.

Díaz también se ha reunido con la líder de Compromís, Mónica Oltra. La formación valenciana ya concurre en coalición con Más País, el partido de Errejón, para las generales. El encuentro tuvo conocimiento previo del propio Errejón, ya que se lo trasladó personalmente Joan Baldoví, compañero del Congreso, al que dio el visto bueno.

Un partido institucional, con estructuras dañadas y presencia territorial mermada

Estos puentes que lanza la nueva dirección permiten recuperar terreno, pero Podemos aún tiene mucho trabajo por delante si quiere recuperar el papel predominante en la política española que ostentó en el pasado.

La unión con el partido de Errejón, por ejemplo, se plantea desde algunos sectores como imprescindible, pero se asume que el líder de Más País debería dimitir para que fuera asumible cerrar la herida de lo sucedido en el pasado.

También hay que tener en cuenta cómo se afrontará todo lo sucedido en Andalucía, donde Podemos perdió prácticamente su estructura al expulsar a Teresa Rodríguez, que muestra amagos de enlazar su partido con el de Errejón.

Con todos estos movimientos, Podemos entra en un período de calma, de recomposición y de un nuevo liderazgo. Menos combativo, aparentemente más institucional. Quizás, más aglutinador, que busque captar votos allá donde la anterior dirección no llegaba. ¿Volverá el Podemos que alcanzaba los cielos? Solo el tiempo lo dirá.

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