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Pintadas y ataques contra la campaña que visibiliza la transexualidad infantil

"Hay niños con vulva y niñas con pene". Con un mensaje tan claro y sencillo trataba concienciarse a la sociedad de una realidad.

Hace poco, os hablamos de una nueva campaña de concienciación social que se estaba llevando a cabo en el País Vasco. La campaña, llevada a cabo por la Asociación de Familias de Menores Transexuales del País Vasco, llamada Chrysallis Euskal Herria, lo que buscaba era hacer que la sociedad comprendiera que el género de una persona va mucho más allá del sexo con el que nacen. Querían hacer especial hincapié en todos los niños transexuales que, por desgracia, aún a día de hoy sufren discriminación por el mero hecho de ser transexuales.

La campaña era tan sencilla como clara: "Hay niñas con pene y niños con vulva", rezaban los carteles, acompañados de dos niñas y dos niños; uno de los niños tenía pene, mientras que el otro tenía vulva, y una de las niñas tenía vulva, mientras que la otra tenía pene. Con toda la naturalidad del mundo, desde Chrysallis trataban de educar a una población que parece no haber reaccionado como se esperaba.

Pintadas en los carteles
"Pintadas en los carteles"

Los comentarios en las redes sociales no se hicieron esperar, por supuesto. Hubo quien le recriminó a la asociación la nueva campaña, señalando que estaban tratando de "adoctrinar" a sus hijos; también hubo quien abogó por criticar esta labor de concienciación, señalándola de "anti-natural". Por desgracia, se demostró con creces que la asociación tenía razón: la concienciación es necesaria, ya que aún hay gente que es incapaz de comprender que la transexualidad es una realidad.

Mas las respuestas no se mantuvieron tan solo en las redes sociales, sino que hubo quien decidió mostrar su odio directamente sobre los carteles de la campaña. En una marquesina del autobús donde aparecía el mensaje alguien decidió escribir encima "kanpora", que en euskera quiere decir "fuera". También hubo quien no tuvo suficiente con escribir en la marquesina, y prefirió optar por un muro cercano a una marquesina.

Pintadas también en los muros
"Pintadas también en los muros"

El mensaje que se puede leer reza "Mi hija de diez años decide su sexo, pero quiere vivir en las barracas. #SoloSonNiños". Por si alguien lo desconoce, las barracas son una especie de atracciones para niños, típicas tanto en las ferias como en San Fermín, una de las celebraciones más famosas del País Vasco. Los autores de las pintadas se han mantenido en el anonimato, quizás porque deban saber que lo que han hecho se considera delito.

Por si esto fuera poco, desde HazteOir.org han lanzado también una campaña llamada "En el transporte público se fomenta la corrupción de menores", donde piden que se censure todo lo que Chrysallis ha hecho hasta el momento. Explican que Chrysallis "no solo pretende normalizar la transexualidad de menores", sino que también pretende "fomentar entre los menores determinadas conductas sexuales no acordes a su edad". Acusan, pues, a Chrysallis de corromper a los menores por una campaña que lo único que pretende es concienciar sobre la transexualidad.

Una iniciativa anónima que no ha sido bien recibida

La campaña fue financiada por un mecenas anónimo, de quien lo único que se sabe es que reside en Nueva York pese a que es de origen vasco. Para poder financiarla, donó un total de veintiocho mil euros, que serán también utilizados para poder sufragar algunos de los gastos que los menores transexuales apuntados a Chrysallis tienen. La asociación no piensa parar aquí, sino que quiere continuar con su labor de concienciación; desde su nacimiento, en 2013, han crecido de una forma increíble. Comenzaron teniendo tan solo tres familias, y ahora ya son más de cuarenta las que han buscado apoyo de Chrysallis.

Pese a que esta campaña no haya sido bien recibida, desde Chrysallis saben que lo que tienen que hacer es continuar peleando. La sociedad necesita ser educada, porque de eso depende que las personas transexuales puedan tener una vida plena, tal y como la viven las personas cisexuales (es decir, aquellas que se sienten identificadas con el sexo y el género asignados al nacer). Hay quien se echa las manos a la cabeza, y habla de un "lobby LGTB", como si de una película de mafiosos se tratara. Pero nada más lejos de la realidad.

La llamada ideología de género ha despertado un gran temor entre los sectores más convencionales, que ven cómo las estructuras que hasta ahora creían indestructibles (como la familia tradicional, por ejemplo) no son tan estables como hubieran imaginado. No obstante, esto va mucho más allá de las tradiciones. Como bien explica la campaña de Chrysallis, la felicidad de todos los niños transexuales depende de nosotros. Depende de que sepamos comprenderlos, escucharlos y, sobre todo, no juzgarlos ni tratarlos de "anti-naturales". Un estudio, realizado por la asociación estadounidense National Transgender Equality, señala que mientras que la tasa de suicido general es tan solo del 1'6%, la tasa de suicidio entre personas transexuales cuya identidad fue negada durante toda su infancia asciende hasta el 41%.

El apoyo y la comprensión es fundamental para la salud mental de los niños transexuales, y de esto depende también el cómo vivirán el resto de su vida. Y para poder dar el apoyo necesario, hace falta una mayor concienciación, y que la transexualidad deje de ser un tabú.

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