Esta escena supone "una vuelta de tuerca" a la vía en la que Harry Potter consiguió la Varita de Saúco y consigue cambiar la imagen de Draco Malfoy. Tal y como se relata en la historia original, para manejar la Varita de Saúco, el nuevo dueño debería haberla conseguido tras un duelo en el que resultase vencedor.
Si llegó a las manos de Harry Potter, fue porque este venció previamente a Draco Malfoy, que a su vez había vencido a Dumbledore. Como, quizás, se antojaba necesario reducir el tiempo en el que se contaba toda la historia, se planteó la posibilidad de que fuera Malfoy el que cediese voluntariamente la varita con el fin de que Harry se defendiese de su resurrección. Toda una vuelta de tuerca que hubiera simplificado la historia y otorgado la redención a Malfoy, pero que finalmente no vio la luz.