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Británicos con pasaporte para ir a Gibraltar y agentes españoles operando sobre el Peñón: la realidad del acuerdo

El acuerdo sobre Gibraltar genera debate sobre la falta de cosoberanía, pero abre un marco de relaciones que estrecha lazos con nuestro país.

Británicos con pasaporte para ir a Gibraltar y agentes españoles operando sobre el Peñón: la realidad del acuerdo

El acuerdo sobre Gibraltar cerrado 'in extremis' a pocas horas de cerrar la Nochevieja ha sido calificado como "histórico" por todas las administraciones implicadadas: desde el Gobierno de España al británico, pasando por las autoridades de Gibraltar y la Junta de Andalucía.

Las críticas, especialmente en boca del exministro de Asuntos Exteriores José Manuel García-Margallo, han ido enfocadas hacia la pérdida de una "oportunidad histórica" para haber conseguido, al menos, un status de cosoberanía sobre este territorio, sobre todo cuando la UE había reconocido a España como único interlocutor válido en las negociaciones con Reino Unido para este asunto concreto.

Pero lo cierto es que, en plena crisis económica, el Gobierno (de mano de la ministra de Exteriores Arancha González Laya) ha priorizado la situación de la economía de una zona ya de por sí deprimida. Cerrar las negociaciones en Gibraltar con un 'Brexit duro' y un cierre completo de la Verja hubiera supuesto hundir por completo a La Línea y la región colindante, que en gran medida vive del Peñón como dinamizador económico. Un cierre completo únicamente hubiera servido para generar mayor paro y pobreza y, quizás, perpetuar una situación que hubiera llevado tiempo resolver.

El acuerdo que ahora se firma introduce a Gibraltar con un status todavía más europeo que en el pasado. Ahora que permanece en el espacio Schengen, al contrario que el Reino Unido, se dará la siguiente paradoja: los británicos deberán presentar el pasaporte para acceder a su colonia, mientras que los españoles no. No hay que olvidar que el 96% de los gibraltareños habían votado a favor de permanecer en la UE, por lo que no había duda sobre cuál era el mandato popular en esta colonia que, además, no se podía permitir quedar aislada en un contexto como el actual.

Además, los agentes españoles se desplegarán en el Peñón y tendrán autoridad. Serán los encargados de controlar la frontera como delegados de Frontex, la agencia europea de fronteras. También habrá agentes de otras nacionalidades, pero todos tendrán que dar cuenta de quién entra y sale del Peñón a una única autoridad competente, España que será quien se encargue de velar por cumplir las políticas de visados. Así ha quedado firmado en el acuerdo. Las fronteras de Schengen se instalarán en el aeropuerto y el puerto, no en la Verja, lo que dinamizará el tránsito y, sobre todo, facilitará la vida de quienes circulan diariamente entre el Peñón el resto de localidades.

Una Verja con 36 años de historia

El derribo de la Verja ha sido acogido como una noticia positiva por los vecinos
"El derribo de la Verja ha sido acogido como una noticia positiva por los vecinos"

La Verja cumplirá 36 años el próximo mes de febrero de 2021. A lo largo de su historia ha pasado por todo tipo de etapas. Cerrada por completo entre 1969 y 1982, al más puro estilo muro de Berlín cuando Francisco Franco buscaba ahogar al Peñón para incorporarlo a nuestro país; finalmente fue abierta con la incorporación de nuestro país a la Unión Europea, con Felipe González en el poder.

La apertura definitiva tuvo lugar el 5 de febrero de 1985, dos meses después de la firma de la Declaración de Bruselas con España y Reino Unido, cuando se sentaron las bases para reanudar las conversaciones sobre la soberanía.

El cierre de la Verja, lejos de asfixiar al Peñón, sirvió para que este territorio uniera lazos con mayor intensidad con su metrópoli, Reino Unido, generando un auténtico anacronismo que se mantiene en el seno de la Unión Europea, una auténtica colonia.

Ahora, la política es totalmente inversa, abrir por completo las relaciones. Con el acuerdo, Gibraltar se convierte en una especie de territorio de aspiración y soberanía europea pero con soberanía real extracomunitaria. Mientras tanto, los lazos con España se estrechan con el derribo de la Verja tras 36 años de historia.

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