Un hombre de 61 años que portaba un collar metálico de 9 kilos ha muerto después de haber resultado absorbido por una máquina de resonancia magnética. Los hechos han ocurrido en el centro médico de Nassau Open MRI en Westbury (Nueva York), cuando el paciente accedió sin permiso a la sala donde se encontraba la máquina, entonces en funcionamiento.
Como ha señalado el Departamento de Policía del Condado en declaraciones a BBC, se trató de un "accidente médico". En cuanto ocurrieron los hechos, fue trasladado a una UCI, sin embargo, los médicos no pudieron hacer nada por salvar su vida.
La esposa del fallecido, Adrienne Jones-McAllister, ha revelado a la televisión local News 12 que su esposo Keith irrumpió en la sala sin tener consciencia de la máquina y que llegó a despedirse: "Me dijo adiós con la mano y todo su cuerpo se quedó flácido", ha relatado entre lágrimas.

Ambos habían acudido al hospital porque ella tenía que realizarse una resonancia magnética en una rodilla. Posteriormente, McAlliser pidió ayuda a su marido porque no lograba levantarse. Como Keith portaba un candado con una cadena de 9 kilos para entrenar, "la máquina lo giró y llevó hacia adentro", ha señalado. A pesar de que la mujer pidió al médico que apagara reiteradamente la máquina, no se puedo hacer nada por salvar su vida.
El grave riesgo de la fuerza magnética
Las máquinas de resonancia magnética utilizan un potente campo magnético para producir imágenes detalladas sobre el organismo. Por este motivo, cuando un paciente se realiza una prueba de estas características, se pide que se retiren los elementos metálicos y cambien la ropa antes de acercarse al dispositivo.
No se trata, por tanto, de un fallo de la máquina, que emplea imanes superconductores de una potencia muy elevada, llegando a generar campos magnéticos miles de veces más fuertes que la Tierra. De este modo, se alinean los protones del agua en el cuerpo y se obtienen imágenes detalladas de los tejidos blandos
El problema es portar objetos magnéticos. Esta fuerza ejerce una atracción inmensa sobre cualquier objeto ferromagnético con hierro, níquel acero o cobalto. Se conoce como 'efecto misil' y puede convertir objetos cotidianos como una silla o tanque de oxígeno en un proyectil mortal.
Por este motivo, los protocolos de seguridad son excesivamente estrictos cuando los pacientes se someten a pruebas de resonancia magnética. Antes de acceder, los pacientes y personal deben ser evaluados para detectar cualquier objeto, incluyendo piercings o teléfonos móviles, así como implantes médicos como marcapasos o clips de aneurisma. Las salas están diseñadas como elementos controlados, pero cualquier despiste puede resultar fatal para los pacientes.