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Amputan las dos piernas a un joven de 19 años tras comerse unos tallarines de un restaurante chino

El joven sufrió una infección por una bacteria por la que los médicos se vieron obligados a amputarle las piernas y varios dedos de las manos.

Amputan las dos piernas a un joven de 19 años tras comerse unos tallarines de un restaurante chino

Redacción

22 Marzo 2022 16:07

Las normas de seguridad alimentaria son básicas para garantizar la integridad física de todos los consumidores. Su importancia es tal, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula 5.000 muertos en Europa cada año por el consumo de comida contaminada.

La mayoría de casos relacionados con contaminación alimentaria tienen buen pronóstico siempre que sean atendidos a tiempo y no son preocupantes. En España, de hecho, se pueden reducir a salmonelosis y listeriosis. Sin embargo, hay casos importantes que terminan por recorrer los medios de comunicación por su particularidad y dureza.

Uno de ellos aparece publicado en The New England Journal of Medicine y tuvo lugar en 2021 en la ciudad de Boston (Estados Unidos), pero se ha viralizado ahora tras la publicación de un vídeo en Youtube que relata el caso.

El afectado fue un joven de 19 años al que tuvieron que amputarle las dos piernas por debajo de las rodillas y parte de todos los dedos de las manos como única medida posible para salvarle la vida tras haber contraído una bacteria.

El joven se había comido las sobras que un amigo había dejado tras haber ido a un restaurante chino. A su amigo ya no le había sentado muy bien la comida, de hecho, en el caso consta que vomitó poco después de haber tomado algo. Pero, por alguna razón desconocida, conservó lo que le quedaba. El protagonista también presentó vómitos poco tiempo después de haber consumido el plato, pero los síntomas, en vez de remitir, fueron creciendo con el paso de las horas.

Síntomas 'in crescendo'

Después de comerse el plato, compuesto por arroz, pollo y un plato chino a base de tallarines conocido como 'lo mein', el joven empezó a sentir un ligero dolor abdominal y náuseas. Después, empezó a sufrir vómitos, escalofríos y sensación de debilidad, a los que se añadió un progresivo dolor de músculos, dolor en el pecho y dificultades para respirar, dolor de cabeza, rigidez en el cuello y visión borrosa.

A pesar de la importancia de todos los síntomas que estaba experimentando y de que todo parecía tener origen en un plato que había consumido, el joven decidió no acudir entonces al hospital y prefirió esperar a comprobar si podía recuperarse en su vivienda.

Unas 15 horas después de haber ingerido el plato contaminado, el paciente empezó a manifestar manchas moradas en la piel. En ese momento, el amigo le llevó al servicios de Urgencias de un hospital. Durante el primer reconocimiento, el paciente empezó a vomitar y cuantificó en 8 sobre 10 la intensidad de dolor que sentía sobre sus músculos. Los médicos describieron como pálido, ansioso y moderadamente angustiado su aspecto, respondía a las preguntas y estaba orientado.

Sin embargo, mientras que los médicos realizaban pruebas sobre el estado de sus órganos, su estado empeoró. Se produjo un aumento de la frecuencia respiratoria, la presión parcial del oxígeno en la sangre arterial descendió y su piel empezó a ponerse azulada debido a la falta de oxígeno en sangre. A pesar de suministrarle los medicamentos indicados, el paciente tuvo que ser trasladado en helicóptero hasta el Hospital General de Massachusetts donde le sedaron con fármacos.

Una bacteria

El paciente finalmente obtuvo su diagnóstico: shock séptico y fallo multiorgánico. El causante de la infección era una bacteria: Neisseria meningitis. La infección le había causado meningococemia o púrpura fulminante. Durante el ingreso, el joven había sufrido complicaciones como la necrosis de los brazos y piernas, así como gangrena, que fueron finalmente la causa de las amputaciones.

Los médicos descubrieron que, mientras se recomiendan tres dosis de la vacuna contra el meningococo C, el paciente solo había recibido una de ellas. Esto puede explicar el hecho de que el amigo solo padeciese unos vómitos frente a los síntomas de este joven. Sin embargo, es un caso extraño porque esta bacteria se suele transmitir por la saliva y otras secreciones respiratorias y es extraño encontrarla en la comida.

Ante un alimento que ha podido sentarnos mal, es importante que lo tiremos en vez de conservarlo. Hay que tener en cuenta la presencia de otro tipo de bacterias presentes en la comida, como la Bacillus Cereus, que en 2008 causó la muerte de un estudiante en Bélgica después de comerse unos espaguetis con tomate tras cinco días a temperatura ambiente.

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