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Así es la vida de un adicto al porno con 23 años

El joven británico Daniel Simmons explica su adicción. Una enfermedad tabú para la sociedad y poco conocida: la adicción a la pornografía.

Redacción

05 Junio 2015 13:08

El 35% de todas las descargas de internet representan contenidos pornográficos. Una industria que se ha transformado rápidamente con la llegada de la red y que ha disparado el consumo de este tipo de contenidos. Se estima que el 70% de los hombres entre 18 y 24 visita sitios porno asiduamente y hasta un 20% reconoce hacerlo en el trabajo.

Pero, ¿Se puede llegar a ser adicto al porno? En internet cada segundo se mueven más de 3.000 euros en contenidos para adultos, dando lugar a enfermedades poco conocidas como la adicción al porno. Enfermedades, sobre todo, tabú para la sociedad.

La vida de un adicto al porno

Daniel Simmons cuenta su caso para ayudar al resto
"Daniel Simmons cuenta su caso para ayudar al resto"

Daniel Simmons es un joven de 23 años que se ha atrevido a dar la cara y contar cómo es la vida de un adicto al porno. "Tenía 15 años cuando empecé a ver porno después de que mis padres me regalarn un portátil", confiesa el joven a la BBC. "Hacía lo que cualquier adolescente de mi edad viendo webs pornográficas".

Pero pronto las cosas empezaron a torcerse: "Rápidamente pasó a ser un hábito diario. Pasaba más de dos horas al día viendo porno". Entre ellos, contenido que reconoce le molestaba: "Luego empiezas a ver cosas que nunca verías. Todo es tan sencillo en internet. Empecé a mirar vídeos que me perturbaban y que sabía que no iban con mi sexualidad, como porno gay y transexual".

Hay días que empezaba a temblar sin saber por qué. Tenía una ansiedad tremenda

"No tenía ni idea que tenía un problema con el porno. Lo estuve negando durante seis años hasta ser consciente que tenía una adicción". Una adicción que, según Simmons, "era en parte también una adicción a la masturbación".

Las consecuencias, mucho peores de lo que esperaba. Comenzadon con "problemas de concentración. Empecé a no poder concentrarme en tareas diarias y rutinarias". Luego la adicción se trasladó al terreno afectivo y sexual: "Era incapaz de sentir nada por nadie. No tenía líbido. Era incapaz de tener erecciones con mujeres de verdad porque había visto tanto porno. Ya no me excitaba estar con una mujer".

Así se cura la adicción a la pornografía

No es frecuente que un adicto al porno dé la cara
"No es frecuente que un adicto al porno dé la cara"

"Un día encontré una web que trataba la adicción al porno y fui consciente de mi problema", confiesa Daniel Simmons. Como toda adicción, la rehabilitación fue dura y con recaídas: "Primero estuve con 100 días de abstinencia de porno y masturbación", cuenta. "Las dos primeras semanas fueron terribles con cambios constantes de humor. Fue muy duro. Noches sin dormir, despertar sudado, empezar a temblar sin motivo alguno", añade. "Hay días que empezaba a temblar sin saber por qué. Tenía una ansiedas tremenda."

Tras un año y medio sin ver porno, las conscuencias todavía perduran: "He sido capaz de volver a mis rutinas y estoy bien pero todavía afecta a mis erecciones. Cuando estoy con una mujer noto que está más blanda y no soy capaz de excitarme por completo".

La enfermedad es tan real que hay incluso terapeutas especializados en la adicción al sexo. Robert Hudson, uno de ellos, reconoce que el problea no es ver porno. "Es un poco como el alcohol. La mayoría de la gente puede beber sin problemas". La adicción llega "cuando el porno empieza a controlar tu vida. Cuando cancelas reuniones familiares o con amigos para irte a casa a ver porno". Una adicción que, como casi todas, "comienza porque te sientes aburrido, estresado o solo".

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