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Por qué en España no tenemos series de largo recorrido como en Estados Unidos

En nuestro país estamos muy acostumbrados a poner a competir nuestra ficción con la estadounidense.

No es un debate obsoleto, porque está a la orden del día. Y más en la actualidad, pues estamos siendo testigos de una segunda parte de la globalización, en este caso la digital. Y con ella, la proliferación de ficciones y su desembarco en numerosos países del resto del mundo. Y es que si algo bueno nos ha traído Internet es, sin duda, la comodidad con la que accedemos a los productos más exóticos.

Entre ellos, la ficción estadounidense es uno de nuestros entretenimientos diarios. Internet en general y, más tarde, plataformas como Netflix o HBO nos han acercado a un tipo de ficción de la que los españoles somos muy fans. Antes, nuestras cadenas de televisión estrenaban un catálogo reducido de series extranjeros. Ahora somos nosotros los que salimos a buscarlas.

Todo ello nos ha conducido la comparación inevitable entre la ficción española y la estadounidense. Lejos ha quedado el debate de cuál goza de mayor calidad, pues es importante reconocer que, en la actualidad, nuestra ficción poco tiene que envidiarle a la extranjera. No obstante, nos siguen surgiendo ciertas dudas acerca de las diferencias que encontramos entre ambos tipos de ficción. Hoy nos preguntamos por qué en nuestro país no tenemos series históricas como ocurre en Estados Unidos.

1 Porque buscamos ficción para toda la familia

Ficción familiar frente a nuevos y arriesgados géneros
"Ficción familiar frente a nuevos y arriesgados géneros"

Exceptuando series como 'Cuéntame' o 'La que se avecina', ¿qué otras ficciones actuales cuentan con tantas temporadas como ellas? Lejos han quedado trabajos como 'Hospital Central' o 'Aída'. Ahora se llevan las series más bien cortas, de una o dos temporadas y sin mucho más recorrido.

'Vis a vis', 'Sé quién eres' o 'El Príncipe' son solo algunos ejemplos. Y el motivo principal que explica este hecho es que el público español busca una ficción para toda la vida, con una temática con la que se pueda sentir identificado desde un adolescente hasta un anciano. Y no solo el público, también las cadenas de televisión. Si bien es cierto que, poco a poco, la audiencia de nuestro país se está abriendo a otros géneros más minoritarios, los datos hablan.

Un buen ejemplo de ello es 'Vis a vis', una de las mejores ficciones que se han hecho en nuestro país, especialmente alabada por la crítica y que no gozó con el éxito esperado por la cadena. Fue cancelada en su segunda temporada porque no consiguió conectar con un público mayoritario, aunque sí bastante numeroso. Y Antena 3 buscaba el pelotazo.

2 Porque tenemos menos presupuesto

Nuestro presupuesto no se puede comparar con el norteamericano
"Nuestro presupuesto no se puede comparar con el norteamericano"

En España, el presupuesto de series como 'Águila Roja' rozaba los 800.000 euros. En Estados Unidos, un capítulo de 'Juego de Tronos' cuesta más de 5 millones de euros. Las comparaciones son odiosas, y está claro que un buen presupuesto es el primer paso para hacer una gran serie.

El mercado en la ficción española es muy diferente al estadounidense y por eso es tan injusto hacer este tipo de comparaciones. Con una gran inversión de dinero no solo se pueden hacer series de muy buena calidad. Su consecuencia directa es un gran éxito entre el público que se sigue de una renovación reiterada de la serie, al menos hasta que no haya nada más que contar.

Por lo que el presupuesto es uno de los motivos principales por lo que en nuestro país sale más rentable hacer series cortas. Cuanto más cortas, menos desembolso, una inversión más concentrada y, por supuesto, menos riesgo. Si triunfa, será recordada de por vida. Si no, no será una gran pérdida.

3 Porque todo se resume en una lucha por la audiencia

El tradicional dato de audiencia determina la cancelación o renovación de una serie
"El tradicional dato de audiencia determina la cancelación o renovación de una serie"

En nuestra televisión los datos mandan. No hace tantos años, en nuestro país, una ficción era rentable si alcanza una cuota de pantalla que rondara el 20%. Hoy en día, y con la fragmentación de las audiencias como consecuencia de la proliferación de numerosas cadenas se sobrevive con datos mucho más bajos, pero cada décima cuenta.

La guerra por las audiencias ha herido de muerte a muchísimas de nuestras ficciones. Ficciones no necesariamente malas, pero que no han resistido demasiado tiempo en pantalla. La lucha por la audiencia de nuestras cadenas de televisión ha llevado a programar ficciones muy potentes junto a programas de máxima audiencia como 'MasterChef' o 'Gran Hermano', lo que deja en un estado muy delicado a nuestra ficción, incapaz de sobrevivir en un contexto tan competitivo.

4 Porque lo bueno, si breve, dos veces bueno

España tiende a ficciones de corto recorrido
"España tiende a ficciones de corto recorrido"

Es una frase hecha que, cada vez, se está haciendo más patente en nuestra ficción. Ni los productores ni las cadenas quieren apostar por series demasiado largas. Ya hemos explicado en líneas anteriores algunos de los motivos que los llevan a tomar esta decisión. Una decisión que se resume, básicamente, en este principio: lo bueno, si breve, dos veces bueno.

Por poner dos ejemplos recientes: 'Sé quién eres' se concibió como una serie de dos únicas temporadas que sumaran 16 capítulos, los cuales finalmente la cadena emitió en una sola tanda. 'La casa de papel', por otro lado, nació como una serie de una única temporada, con un final cerrado y una historia muy concreta que contar. Algunos echan de menos seguir cada año las aventuras de sus personajes favoritos; otros, sin embargo, prefieren pasar página cuanto antes.

5 Porque algo está cambiando

Las nuevas formas de consumir ficción repercuten en su duración
"Las nuevas formas de consumir ficción repercuten en su duración"

Y quizá todo esto se deba al desembarco de plataformas como Netflix, que nos permiten ver nuestras series favoritas a nuestro ritmo. Aunque mayoritariamente logren, con su fórmula, la inevitable maratón a la que nos sometemos por motu proprio. Es posible que seamos nosotros mismos, la audiencia, la que esté demandando ficciones cortas y concisas, y que se puedan consumir de manera rápida.

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