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Cronología de un frío asesinato: Ana Julia y sus mentiras en el crimen de Gabriel Cruz

Los padres del pequeño opinan que se ha hecho justicia y esperan que nunca más pise la calle ni se vuelva a hablar de ella.

Cronología de un frío asesinato: Ana Julia y sus mentiras en el crimen de Gabriel Cruz

Ana Julia Quezada ha sido declarada culpable por el asesinato con alevosía del pequeño Gabriel y las "lesiones psíquicas" que causó a los padres del menor. Así lo dictaminó el jurado popular en la Audiencia de Almería, quedando a la espera de que el juez dicte sentencia. Todo apunta a que tendrá que hacer frente a prisión permanente revisable, según pide la Fiscalía y la acusación particular. 

A pesar de que los familiares de Quezada se muestran tristes y deprimidos por la noticia, las cosas parecen haber vuelto a su cauce en su República Dominicana natal. Tanto su madre como sus hermanos se dedican a labores relacionadas con la agricultura y la venta ambulante. Viven en una aldea humilde a cuatro horas de Santo Domingo, capital patria. Un equipo de laSexta se desplazó a la isla caribeña para saber cómo recibieron allí la noticia. Su propia madre reflexionó sobre lo ocurrido, no se lo podía ni creer, aunque le dijo a su hija que lo peor que pudo hacer fue esconder su muerte y fingir que no sabía nada. "Tenías que llamar a la Policía, si no lo hiciste, ve a la Policía", contaba ante las cámaras, tras una conversación telefónica que mantuvo con su hija presa. 

A Quezada se le suma el agravante de tres años más por los daños que ocasionó a sus padres tras la desaparición del pequeño, en cuya búsqueda colaboró activamente sin decir palabra alguna de lo que había hecho. Conocía toda la verdad y según ella, presa del miedo, no pudo decir nada. Toda España estuvo pendiente y no abrió la boca hasta que no pudo más. Incluso preparó una camiseta del niño simulando haberla encontrado en mitad del campo. Posteriormente, tras 13 días de incesante búsqueda, la policía la relacionó directamente con el crimen y encontraron pruebas suficientes para proceder a su detención. En aquel momento llevaba en el maletero de su coche el cuerpo del menor. No tuvo piedad con nadie, ni siquiera con sus progenitores, uno de ellos, su ex compañero sentimental.

Lagrimas de cocodrilo fueron las que Ana Julia derramó durante todo el juicio y el jurado nunca creyó
"Lagrimas de cocodrilo fueron las que Ana Julia derramó durante todo el juicio y el jurado nunca creyó"

Los padres del pequeño, junto con los que encabezó toda la búsqueda previa a su detención, creen que de alguna manera se hará justicia, pero no se explican cómo pudo colaborar en la investigación de forma tan fría. Sin embargo, los expertos la han considerado desde entonces "calculadora, inteligente y camaleónica", hasta en el juicio. "Ya no va a volver a hacer daño a nadie más en la vida. Era un peligro, había que sacarla de la sociedad", subraya Ángel David Cruz, describiéndola como una "psicópata". "Hemos conseguido justicia por Gabriel y para que esta mujer no salga nunca más", comenta su madre, Patricia Ramírez, a la que Quezada lanzó órdagos en repetidas ocasiones y también quiso usar para despistar a la Policía.

El juicio del que toda España estuvo pendiente

Durante las sesiones que conformaron el mismo, Ana Julia interpretó un papel, que según algunos, estaba planeado por su defensa. Lloraba y lloraba, algo que no hizo cuando le comunicaron su condena. Han sido muchas veces las que ha hecho gala de un arrepentimiento falso, sendas notas y mensajes a los padres del pequeño, ante la opinión pública y los medios de comunicación. La última vez que lo hizo fue en la última vista antes de conocer su sentencia, usó su última palabra para pedir perdón a los familiares de Gabriel, a su hija Judith, e incluso a España entera. Pese a esto, muchos no se lo creen y opinan que Ana Julia sabía perfectamente lo que hacía. Ha mentido hasta a su propia madre diciéndole que se le fue de las manos, que había sido un accidente. Sin embargo, ya no hay vuelta atrás. 

En prisión preventiva desde su detención, el día que llegó a la cárcel fue interminable para la dominicana. Fue el objetivo de toda burla e insulto. Una presa del centro penitenciario en el que ingresó la describe como "muy mentirosa". "Me ha contado cómo pasó, que fue un accidente, que le dio miedo y que no sabía que hacer". Ella era la presa de confianza de Ana Julia Quezada, pero asegura que "hay que escupirle en la cara por lo que ha hecho" y no quiere dar la cara por ella, ya que se encuentra en la medio del proceso que la concederá finalmente el tercer grado. 

Ana Julia pudo friamente encabezar la búsqueda de Gabriel sin confesar su crimen ante la Policía
"Ana Julia pudo friamente encabezar la búsqueda de Gabriel sin confesar su crimen ante la Policía"

Según cuenta su hermano en 'Equipo de Investigación', Ana Julia Quezada ha sufrido mucho a lo largo de su vida después de que un hombre la violara con 16 años. "Eso la marcó desde entonces" y todo quedó "tapado" con dinero y una cama que le regalaron. Juan José Quezada explica a laSexta que la expareja de Ángel David Cruz llegó a España para ejercer la prostitución y así ganar dinero: "Ganaba, se desenvolvía y pagó lo que supuestamente tenía que pagar".

Desde los 19 años dentro de los límites de la geografía española, sus familiares saben que en ciertas ocasiones tenía un aval económico suficiente y ella sin embargo, ante sus peticiones de ayuda, se negó a enviarles nada, por lo que su descontento es aún mayor. Creen que se ha equivocado mucho a lo largo de su vida y ahora "llegó la hora de que ella pague lo que hizo y pagará". A su hija Judith tampoco le importa, ya que el asesinato no ha hecho más que separarlas y aseguró a los medios que no le interesaba volver a tener contacto con ella. Nunca sintió el calor de su madre y se sintió usada muchas veces, incluso durante la investigación de la desaparición de Gabriel. "Incluso me llamaba por mi nombre durante mi infancia", apunta la joven. 

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