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Política

¿En qué se han diferenciado los congresos del PP y de Podemos?

Este fin de semana hemos sido testigos de los congresos de PP y Podemos. Sin embargo, todo parecido con la realidad es pura coincidencia.

El yin y el yang, una tortilla de patatas y la tortilla de patatas de Jaimie Oliver, el PP y Podemos... El mundo está lleno de antítesis, y este fin de semana hemos sido testigos de una de ellas. No, por suerte, Jaimie Oliver no ha vuelto a profanar la cultura gastronómica española: El PP y Podemos han celebrado, casi al unísono, sus respectivos congresos. Y todo parecido con la realidad ha sido pura coincidencia.

1 La expectación

La expectación despertada por Vistalegre 2 contrastó con lo indiferente que pasó el congreso del PP
"La expectación despertada por Vistalegre 2 contrastó con lo indiferente que pasó el congreso del PP"

Sí, sí. Este fin de semana se ha celebrado el Congreso del PP. De hecho, la Tierra ha seguido girando y no se ha quedado contemplando con obnubilación lo que en Vistalegre estaba ocurriendo.

Y es que parece que el congreso podemita ha sido lo único trascendental en un panorama político en donde el PP también ha celebrado un congreso que, tal y como esperaba Pablo Iglesias al escoger la fecha del cónclave morado, ha quedado totalmente eclipsado por la batalla fraticida que se dio en el seno de Podemos y a la vista de todos.

2 La oposición

La feroz oposición de Errejón a Iglesias, frente al relax de Rajoy
"La feroz oposición de Errejón a Iglesias, frente al relax de Rajoy"

Si bien la unanimidad acerca de quién debe liderar cada partido (Iglesias, a Podemos; Rajoy, al PP) ha existido en ambos bandos (Iglesias venció en las primarias a Secretario General con el 89% de los apoyos mientras que Rajoy consiguió el 96% de los apoyos, eso sí, sin rival), el nivel de oposición a estos ha sido meridianamente diferente.

En el caso del primero, Iglesias ha tenido que soportar meses de debates (a veces -casi siempre- encarnizados en exceso) con los Anticapitalistas y, sobre todo, los candidatos de Íñigo Errejón. De hecho, en las votaciones de los 4 documentos que dibujan la hoja de ruta morada los próximos años, los de Iglesias han tenido siempre a las dos corrientes enfrente, excepto en el documento de feminismo (el único en el que los pablistas consiguieron un pacto previo al congreso, con los Anticapitalistas).

Esta feroz y agresiva oposición, a veces criticada hasta por rivales políticos, contrasta enormemente con la placidez de unos populares cuya única reseña post-congreso importante ha sido la victoria de Cospedal frente a la conocida como "enmienda anti-Cospedal", en la que se trataba de controlar el número de cargos que puede tener un miembro del PP al mismo tiempo. La manchega venció el pulso por apenas 25 votos y bajo acusaciones de pucherazo. El resto: placidez, sonrisas, complacencia y obediencia al líder, Mariano Rajoy Brey.

3 La democracia interna

Los compromisarios del PP vs los 150.000 inscritos que votaron en Podemos
"Los compromisarios del PP vs los 150.000 inscritos que votaron en Podemos"

Muchos han sido los que han acusado a Podemos de "demasiado transparentes", en alusión a la cantidad de debates públicos que tenían entre sí y que, se entiende, deberían quedarse en la vida privada del partido. En lógica con la transparencia, diseñaron un congreso en donde todas las decisiones importantes fueran elegidas por los afiliados, incluso la forma en que se votaría en el propio congreso, lo cual supuso la primera victoria -en diciembre- de Pablo Iglesias ante Íñigo Errejón.

Así, los documentos votados por las bases se tratan de los fundamentos que el partido llevará a cabo en este ciclo congresual, y el secretario general, también elegido por consulta interna, quien aplique dichos documentos.

En el caso del PP, la democracia interna (o su déficit) fue uno de los pocos puntos sobre los que se debatió antes del congreso, cuando Cristina Cifuentes planteó una elección directa por parte de los militantes (a partir de ahora, "afiliados", pues el PP ha suprimido la palabra "militante" en este congreso, al considerarla "de izquierdas") del líder del partido. Su propuesta ni tan siquiera se tuvo en cuenta y Rajoy ha sido elegido por los compromisarios, como se ha venido haciendo hasta ahora. Su equipo (en Podemos también se ha elegido al nuevo Consejo Ciudadano en una consulta que ha movilizado a 150.000 afiliados) y su proyecto, por supuesto, ni tan siquiera se ha visto sometido a votación alguna (tan sólo se debatieron el 5% de las enmiendas presentadas por los compromisarios). La respuesta de los críticos ya la conocéis: placidez, sonrisas, complacencia y obediencia al líder. Nadie quiere moverse por miedo a no salir en la foto en unos tiempos de extrema tranquilidad en las filas populares.

4 Trascendencia

La 'revolución' en el seno de Podemos y el continuismo del PP
"La 'revolución' en el seno de Podemos y el continuismo del PP"

Mientras que el Podemos todo el mundo miraba, atentamente, a la resolución de las votaciones que estaban teniendo lugar en una tensa semana previa al congreso, en el PP poco o nada importaba cómo acabara todo aquello

Y es que en la formación morada, la victoria sin paliativos de los pablistas ha cortado seriamente las alas de un Errejón que tan sólo consiguió colar a dos personas entre los más votados al Consejo Ciudadano (él mismo y Rita Maestre). Las consecuencias, que se presumen inmisericordes, no se harán esperar y tendrán una gran trascendencia sobre el futuro de Podemos.

Por el contrario, en el PP todo fue según lo previsto y nada amenazó con cambiar el guion que Rajoy elaboró a finales de 2016 de lo que será una legislatura que espera sea larga. La trascendencia del congreso popular, como su expectación, nada tiene que ver con aquel conato de rebelión en la granja de los de Génova que Rajoy gestionó con acierto hace ya nueve años en Valencia.

5 Relación con sus posibles socios

La relación del PP y Cs, inmejorable; la de Podemos y el PSOE, irreconciliable
"La relación del PP y Cs, inmejorable; la de Podemos y el PSOE, irreconciliable"

La resolución del congreso morado ha significado un varapalo -uno más- a su relación con el PSOE en esta legislatura. Si los errejonistas, que en la recta final del debate previo a Vistalegre 2, habían señalado al PSOE (junto con IU) como aquello a lo que no querían parecerse, eran la solución preferida de los socialistas para llegar a futuros entendimientos, no es necesario especificar la línea de Iglesias para con los de -por ahora- Javier Fernández. En el congreso morado ya se hizo alusión a que estaban trazando la hoja de ruta para liderar la oposición, obviando a un PSOE al que Iglesias, recientemente, calificó como el "ministerio de maquillaje social" del PP. Por parte de los socialistas, no parecen estar mucho más dispuestos a limar asperezas, pues han llegado a definir a Podemos en las últimas semanas como "populismo destructivo".

Por su parte, el PSOE, que declinó (como es tradición) la oferta del PP de ir a su congreso, ni tan siquiera recibió proposición alguna por parte de Podemos, cosa que sí ocurrió con Izquierda Unida, que informó en sus redes sociales que tenía tres representantes presentes en el congreso de los de Pablo Iglesias. Ello contrasta con la relación que mantiene actualmente el PSOE con Ciudadanos, a cuyo congreso sí fueron invitados (y en cuyo caso sí aceptaron la propuesta).

También contrasta con la relación de los de Mariano Rajoy con la formación que comanda Albert Rivera: Rajoy (que también mandó a dos vicesecretarios de la importancia de Maíllo y Casado al cónclave naranja) mencionó a Albert Rivera en un momento del congreso, haciendo referencia a una llamada telefónica que habían tenido, y calificó a Ciudadanos de "socio preferente" al tiempo que reconocía la importancia "decisiva" de la formación para su propia investidura. Además, los asistentes populares dedicaron un aplauso a Gutiérrez y Villacís, los dos miembros de Ciudadanos presentes en la Caja Mágica.

La luz y la sombra, el yin y el yang de la política española, derecha e izquierda, más definida que nunca en nuestro país, y que evidenció sus diferencias, no sólo de proyectos, sino de momentos. Y aún tenemos tres apasionantes años para ir descubriendo las consecuencias de estos desiguales congresos.

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