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Debería haber más películas de la Guerra Civil en el cine español

El silencio para la Guerra Civil en uno de los pocos medios culturales de masas que quedan es el camino directo al olvido.

'Gernika', de Koldo Serra, es uno de los pocos estrenos de cine español con relevancia que este año han aprovechado el contexto de la Guerra Civil como escenario. Alguna otra producción, como 'Poveda', y poco más, en realidad. La lista de películas de la Guerra Civil es asombrosamente corta de unos años a esta parte. El mito de que en España sólo se habla del conflicto bélico está desfasado y es rancio a partes iguales.

Hoy, la cinematografía española vive un momento álgido en el cine de género, que también ha sabido cultivar con tino de manera muy tradicional, y tristemente no reconocemos lo suficiente. Esa obsesión para señalar lo hiperpoblado de la cartelera en cine de la Guerra Civil, hubiese sido bonito haberla herdeado para ensalzar el valor de nuestro género fantástico actual. Incluso hay quién, un mexicano como Guillermo del Toro, se ha atrevido a combinar fantástico y Guerra Civil en 'El laberinto del fauno', acercándose alegremente a la perfección. De hecho, no ha sido del Toro el único extranjero interesado en nuestra guerra civil, ya que el siempre incisivo Ken Loach dejó el retrato más vívido del bando antifranquista en la todavía imprescindible 'Tierra y libertad', una coproducción británica. Pocas líneas han bastado para romper el mito de que en España sólo se hacen películas de la Guerra Civil, y habría que pegarle una segunda estocada al tópico, esgrimiendo que algunas de las películas más importantes no han sido filmadas por españoles.

Con todo, y a pesar de que el cine español es más comercial en nuestros días que nunca antes lo ha sido, todavía sufre de un desprecio estigmatizante por parte de un sector de la población, que lo aleja peligrosamente de los éxitos de taquilla, sólo reservados para Bayona con su casting internacional o para sacos de tópicos -tópicos de verdad, no como el de las películas de la Guerra Civil-, en forma de '8 apellidos vascos' y comedietas similares.

Fin al tópico del cine español y la Guerra Civil

Es cierto, hace un par de décadas el cine español estaba profundamente vinculado a dos géneros: el drama social en cualquiera de sus vertientes, como 'Barrio', de Fernando León de Aranoa, que sigue siendo dibujo de la exclusión social que no queremos ver, y películas de la Guerra Civil de calidad muy diversa. Sin embargo, y a pesar de que el drama social sigue razonablemente presente en nuestra deprimida cinematografía, el tópico de la Guerra Civil terminó hundiendo las producciones vinculadas al conflicto bélico.

'Tierra y libertad' es un necesario discurso sobre el bando antrifanquista, que el bando antifranquista tampoco quiere contar
"'Tierra y libertad' es un necesario discurso sobre el bando antrifanquista, que el bando antifranquista tampoco quiere contar"

Algunos ovacionan este hecho como una conquista del público; siendo en realidad una conquista de la ideología más conservadora. El cine es, sobre todas las cosas, un medio de comunicación, y los discursos son lo que mantienen vivas las ideas. La muestra de su poder comunicativo, es que a lo largo de la historia el cine ha sido propagandístico: Franco pegó un lavado de imagen a la España de los 60' a base de comedia ligera; un lavado que se creyeron -o quisieron creer- los de países vecinos, y también buena parte de vecinos nuestros. Pero, no hace falta irse al régimen para encontrar el valor comunicativo que el cine tiene, sólo hay que plegarse a la taquilla norteamericana. En este caso, tampoco es necesario hacer una lectura entre líneas del peso ideológico en las películas de superhéroes, que eso daría para un par de artículos más, sino que basta con fijarse en las películas que tienen una patita posada en la historia. Fundamentalmente películas bélicas.

La génesis del discurso y la Segunda Guerra Mundial

El cine bélico norteamericano es una máquina de patriotismo. La representación de la patria estadounidense en la gran pantalla tiene que ser espectacular, como casi todo debe ser en los Estados Unidos, y así tenemos películas como 'Salvar al soldado Ryan' o 'El día más largo del siglo', como exponentes bien reconocibles de una lista infinita de producciones yankees de la Segunda Guerra Mundial -una lista que incluso, agarrense, puede ser más larga que la de producciones españolas de la Guerra Civil-. Todas ellas tienden a dar una idea muy clara del conflicto con los nazis: los americanos ganaron la guerra. Esto, que es una idea sesgada de la verdad, se ha convertido ya en dogma. La ficción americana ha hecho de los estadounidenses los ganadores unilaterales de la Segunda Guerra Mundial. Por ejemplo, de la participación soviética en el conflicto no hay rastro en la gran pantalla. Esta representación sesgada de la Segunda Guerra Mundial ha generado un discurso muy determinado de la culminación del conflicto, porque el cine, como medio cultural, y siendo todavía uno de los pocos que indiscutiblemente podemos llamar de masas, genera discursos. Genera, por tanto, ideología.

Sólo hay unos ganadores
"Sólo hay unos ganadores"

Igual que la cinematografía estadounidense tiende a generar un discurso de exaltación de la patria con sus películas de la Segunda Guerra Mundial, también tiende a guardar silencio sobre otros conflictos no tan acordes a sus intereses: sobre la Primera Guerra Mundial hay indiferencia porque no hubo protagonismo norteamericano, sobre otros conflictos más vergonzantes para los estadounidenses, como el truncado desembarco en Bahía de Cochinos, o la injusta Guerra del Golfo, la política del silencio se apodera de la ecuación, y el patriotismo exacerbado se mantiene a salvo en las salas de cine. Incluso cuando una película mete el dedo en la llaga de la historia bélica norteamericana, como la 'Chaqueta metálica', se convierte en una cinta despreciada entre las facciones conservadoras y no tan conservadoras.

Todo esta verborrea sólo esconde la intención de ejemplo de la primera verdad que hay en este artículo: el cine es medio de comunicación, y como tal genera discurso ideológico. Por lo tanto, tras el declive de la temática de Guerra Civil en nuestro cine hay una conclusión intencional o no, que es el silencio para la Guerra Civil. El cine ha ayudado a mantener vivo el discurso de la memoria en nuestro descreído país, mientras que la élite conservadora ha tratado de sembrar silencio sobre la Guerra Civil. En el cine ese silencio se ha logrado, con un espaldarazo radical al movimiento memorístico.

Silencio y memoria histórica

Las 13 rosas, pero las de mentirijilla
"Las 13 rosas, pero las de mentirijilla"

El punto de vista conservador español esgrime que la Guerra Civil acumula ya ochenta años a sus espaldas, por lo que es tiempo de pasar página; el movimiento de memoria defiende que no se puede pasar página sin justicia. ¿Qué dicen los académicos? Traeremos el discurso de un historiador británico, el mediático Paul Preston, con intención de aportar la visión de un espectador externo de nuestra realidad. Paul Preston busca la razón del movimiento de memoria histórica actual en el franquismo posterior a la Guerra Civil: la generación de nietos y bisnietos de la guerra es la que lucha por la memoria histórica, porque es la primera que no ha vivido el franquismo.

"La persecución a los derrotados formaba parte de una política del terror. Había un lavado de cerebro nacional, la idea, durante el franquismo, por ejemplo, de que las mujeres republicanas eran sucias. Los republicanos debían tener mucho cuidado al instruir a sus hijos en el dogma de que no se debía hablar de política. La consecuencia es que en la democracia, durante los años 70', se habla mucho del pacto del olvido, lo que era una cautela con mucho sentido común porque nadie quería arriesgar otra guerra u otra dictadura. Con lo cual, la generación de la Guerra Civil guardaba un silencio impuesto por el régimen; en la segunda generación el silencio está impuesto por el régimen y por sus propios padres, y el caso es que toda avalancha de interés y de movilización para recuperar la memoria histórica viene de los nietos",comentaba el historiador en una entrevista reciente para el Podcast la Linterna de Diógenes. Según esta tesis, la brecha de la memoria histórica no es que se haya cerrado, sino que prácticamente se acaba de abrir. Mientras, la élite conservadora lucha por el silencio, y el cine español se ha convertido una de sus grandes conquistas.

De esta forma, a la conclusión del artículo volvemos al principio: debería haber más cine de la Guerra Civil para ayudar a mantener vivo el discurso de la memoria histórica.

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