Buscar
Usuario

Vida

Condenada a prisión por tener sexo 'demasiado ruidoso y racista'

Tener sexo a demasiados decibelios puede constituir un delito. Aunque no es el único motivo por el que Amanda Warfel ha tenido que cumplir condena, esta joven de Pennsylvania disfrutaba del sexo a niveles muy ruidosos.

Entre los distintos motivos que pueden enviar a una persona a prisión (aunque depende de la persona, la clase política suele tener ciertas reticencias), ahora también se incluye el de "disfrutar del sexo demasiado alto". Es decir, el placer que supere ciertos decibelios puede constituir un delito de cárcel que cualquier mujer que encuentre placer teniendo sexo tiene que pagar. Y aunque así dicho parece que la justicia ha terminado de volverse loca del todo, lo cierto es que la historia de Amanda Warfel puede dar mucho más de sí.

Esta chica de 25 años natural de Pennsylvania ha tenido que enfrentarse a una condena de 45 a 90 días en la prisión del condado de York debido a la denuncia recibida por parte de una vecina. La inquilina de la casa contigua, Tanya Sailor, acusa a Warfel de intimidación étnica, desorden público y acoso a sus dos hijas adolescentes.

Amanda Warfel en la prisión del condado de York
"Amanda Warfel en la prisión del condado de York"

¿Pero qué tiene todo esto que ver con un poco de sexo desenfrenado, un juicio y el cumplimiento de una condena?  Al parecer, y según las palabras de Tanya Sailor recogidas por el diario The York Dispatch, Amanda Warfel ha estado haciéndoles la vida imposible durante al menos dos años, con comportamientos racistas, insultos, y sexo (con infinitos improperios incluidos) que hacían temblar la pared que compartía con la habitación de sus hijas perturbando el descanso de las pequeñas. Sailor es blanca y su marido es de color, por lo que las niñas son birraciales. Motivo suficiente para que Amanda la tomara con ellas y no dejara de intimidarlas y acosarlas.

[Amanda] llamaba a mis hijas n***** y les daba plátanos. Era una cosa diaria.

La situación se ha hecho insostenible para esta familia, hasta el punto de tener que denunciarla. Una de las hijas de Tanya estuvo luchando contra el cáncer y tras una de las sesiones del tratamiento los médicos le recomendaron reposo durante 10 días, que pasó descansando (o intentándolo) en su habitación. Tiempo que su "adorable" vecina Amanda aprovechó para tener relaciones sexuales a todo volumen en la habitación continua de su casa adosada, con ataques racistas y toda clase de insultos dirigidos a las niñas.

Han sido casi dos años de lo mismo.  Ha sido bastante terrible, nos hacía vivir un infierno. Esto se tiene que acabar. [Las niñas] no duermen por las noches. Había demasiadas cosas inapropiadas en el dormitorio [de Amanda Warfel].

Finalmente a Tanya no le quedó más remedio que denunciarlo a la policía, debido a lo insoportable de la situación. Cosa que reconoce que tenía que haber hecho hacía mucho tiempo. La cosa llegó a los tribunales, donde Amanda tuvo que hacer frente a la condena.

Sin embargo no todo es tan sencillo, porque según el abogado defensor de Amanda Warfel, en Pennsylvania tiene que haber "intención maliciosa" para que los comentarios racistas se conviertan en un asunto penal. Sin embargo, al parecer Amanda asumió lo inaceptable de su conducta, y era su intención ver a Tanya en el tribunal para disculparse públicamente y rectificar su comportamiento y el daño causado.

No es la primera condena por tener sexo demasiado alto

Aunque este no era el motivo principal de la denuncia sino la discriminación racial, el acoso y los constantes insultos de las niñas, Amanda también fue acusada de desorden público por mantener relaciones sexuales de manera inapropiada y a "demasiados decibelios", cosa que ya ha ocurrido en alguna otra ocasión. En junio del pasado año se produjo un incidente semejante en el que Gemma Wale, vecina del barrio de Small Heath en Birmingham, cumplió dos semanas de cárcel por una condena de conducta antisocial.

Los exagerados y ruidosos sonidos que acompañaban a las relaciones sexuales de Gemma provocaron la indignación de sus vecinos, lo que desembocó en varias denuncias y una sentencia de la juez por conducta antisocial, a lo que se sumaban también las interminables y escandalosas discusiones que mantenía a menudo con su pareja.

No es la primera vez que se condena tener sexo demasiado alto
"No es la primera vez que se condena tener sexo demasiado alto"

Si nos remontamos al año 2010, encontramos otro ejemplo, también en Reino Unido, donde Caroline Cartwright, una vecina de Portsmouth, fue multada por el mismo motivo: relaciones sexuales demasiado ruidosas. Tal y como afirmaban algunos vecinos de Caroline, "a todo el mundo le gusta disfrutar del sexo, pero del propio, no del que practica el vecino de al lado".

Así que ya sabéis, chicos. Pensad en vuestros vecinos en vuestra próxima sesión coital (aunque eso arruine un poco el momento) porque aunque el sexo sea muy placentero, no es agradable tener que cumplir una pena de cárcel por ello.

Artículos recomendados

Artículos relacionados
Contenidos que te pueden interesar